Ajustes recientes del mercado laboral: La tasa de desempleo no, el empleo por cuenta propia sí

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Por Mauricio Tejada, académico FEN-UAH.

Publicado en revista Observatorio Económico Nº 120, 2017.

En los últimos cuatro años, la economía chilena ha mostrado una desaceleración significativa en su ritmo de crecimiento, pasando de crecer sobre 5% en promedio en el periodo post crisis sub-prime (2010-2013) a menos de 2% en promedio entre 2014 y los meses que van de 2017. A pesar de ello, la tasa de desempleo ha aumentado sólo medio punto porcentual en los últimos cuatro años, siendo el registro más alto en este periodo de 7.1% y explicado en parte por factores estacionales. Este fenómeno llevó en su momento a plantear la idea que el mercado laboral estaba siendo resiliente frente a lo que pasaba con la actividad económica. Si se analiza la dinámica detrás de la tasa de desempleo se observa el mismo fenómeno ya que, si bien la creación de empleos moderó también su crecimiento en los últimos años, no lo hizo de manera suficiente como para empinar la tasa de desempleo a cifras mucho mayores que las observadas recientemente. No obstante, el ajuste en el mercado laboral sí se ha producido y lo ha hecho a través de cambios en la composición del empleo. En efecto, mientras el empleo asalariado creció menos de 1% en promedio desde 2014, el empleo por cuenta propia lo hizo a tasas superiores a 4%. Con eso, la proporción del empleo total relacionado con actividades por cuenta propia se incrementó cerca de 4 puntos porcentuales en los últimos cuatro años (lo que representó un aumento de más de 370 mil trabajadores) y llegó a 22% del empleo total. Estos cambios en la composición del empleo han hecho que la variabilidad de la tasa de desempleo tienda a estar contenida.

El hecho que la composición del empleo cambie con el ciclo no es un fenómeno excepcional. En particular, la evidencia ha mostrado que el empleo asalariado es pro-cíclico, en tanto que el empleo por cuenta propia es contra-cíclico. Esto quiere decir que en expansiones económicas como la observada en la denominada época dorada de los commodities en los 2000, la incidencia del empleo asariado tiende a aumentar y la del empleo cuenta por propia se reduce. Lo contrario ocurre en recesiones. El empleo por cuenta propia como porcentaje del empleo total, se incrementó sustantivamente en los dos últimos episodios de recesión vividos por la economía chilena. De acuerdo a la Figura 1, el empleo cuenta propia pasó de 18.4 a 22.3% del empleo total durante la crisis de fines de los noventas (crisis asiática) y de 17.9 a 21.3% durante la reciente crisis sub-prime de 2008. Llama la atención que en los últimos cuatro años, sin haber entrado la economía chilena en una recesión, la proporción del empleo cuenta propia alcanzó niveles cercanos a los más altos observados después de la crisis asiática y por encima de los de la última crisis de 2008.

¿Qué significa ser trabajador por cuenta propia? Este tipo de empleo contiene un grupo altamente heterogéneo de trabajadores. Por un lado, están los trabajadores con actividades laborales precarias y de muy baja remuneración, mientras que por el otro están trabajadores que han optado por el “cuentapropismo” no solo por mayores ingresos laborales, sino que también por la flexibilidad y la capacidad de autogestión que esta actividad representa. Según datos de la encuesta CASEN 2015, entre los trabajadores con bajos niveles de ingreso laboral la incidencia del empleo por cuenta propia es altamente significativa (ver Figura 2). En efecto, más del 55 y el 23% del empleo total en el primer y segundo decil de ingresos más bajos realiza actividades por cuenta propia, respectivamente. Más aún, los trabajadores en estos dos deciles concentran más del 35% del total del empleo por cuenta propia. Si se analiza la incidencia del “cuentapropismo” por nivel educativo se constata nuevamente la importancia de este tipo de empleo para los trabajadores de baja calificación (1) ya que por cada 10 trabajadores asalariados existen entre 5 y 6 trabajadores por cuenta propia (ver Figura 3). En el otro extremo, con menor escala, la incidencia del empleo por cuenta propia tiende a aumentar entre los trabajadores de ingresos altos. En efecto, poco más del 17% del empleo total es cuentapropista en el decil de ingresos más altos y casi el 20% del total del empleo por cuenta propia se encuentra en los ingresos más altos (ver Figura 2). Por nivel educativo, es notorio que el empleo asalariado es altamente relevante en el grupo de trabajadores calificados, ya que por cada 10 trabajadores asalariados existen alrededor de 2 trabajadores por cuenta propia con educación superior y 1 con educación universitaria.

Las razones por las cuales la incidencia del empleo por cuenta propia es más alta en estos dos grupos son diferentes. En el caso de los trabajadores menos educados y de bajos ingresos, el trabajo por cuenta propia representa la alternativa a un mercado laboral con pocas posibilidades de encontrar un trabajo asalariado. Adicionalmente, este grupo no cuenta con ningún seguro de cesantía y por tanto el empleo por cuenta propia representa la forma de evitar el riesgo del desempleo. En el grupo de trabajadores más educados la historia es completamente diferente ya que si bien este grupo puede optar por trabajos asalariados bien remunerados, el empleo cuenta propia representa una alternativa probablemente más rentable y que tiene beneficios adicionales como la flexibilidad laboral y la autogestión del trabajo.

Otro patrón interesante está relacionado con la incidencia del “cuentapropismo” a lo largo del ciclo de vida de las personas (ver Figura 4). En efecto, la proporción de empleo cuenta propia aumenta con la edad. Dos interpretaciones pueden ser extraídas de esta observación, de nuevo relacionadas con los diferentes tipos de actividades por cuenta propia. Primero, para aquellos trabajadores de bajos ingresos pareciera que las dificultades de optar por un empleo asalariado tienden a persistir y que este hecho se exacerba con la edad. En el grupo de trabajadores de altos ingresos, en tanto, la mayor incidencia con la edad puede estar relacionada además con un proceso de aprendizaje que tiende a hacer más rentable la actividad por cuenta propia (respecto de la alternativa de conseguir un trabajo asalariado).

Con datos de la Encuesta de Protección Social 2015 (ver tabla 1), se observa que entre 2009 y 2016 el empleo por cuenta propia tendió a ser altamente persistente, ya que la probabilidad de mantenerse en este tipo de empleo en los siguientes seis meses fue de 96% y de poco más de 91% si se considera un año. Más aún, la probabilidad de obtener un empleo asalariado siendo cuentapropista fue de sólo 1.4 y 3% a seis meses y un año respectivamente. Finalmente, dejar el desempleo por un empleo por cuenta propia tuvo entre 3 y 5% de probabilidad en los mismos horizontes de tiempo. Es destacable que estos números tienden a ser similares para diferentes niveles educativos del trabajador.

En suma, si bien el empleo por cuenta propia es altamente heterogéneo, la importancia que tiene el empleo de baja remuneración y con trabajadores poco calificados hace que se le relacione con empleo precario e informal, y son justamente estos trabajadores vulnerables los que tienden a ser más afectados por los procesos de ajuste del mercado laboral en el ciclo económico. Más aún, si bien el empleo por cuenta propia representa una opción para salir del desempleo, éste tiende a persistir y esto se exacerba con la edad. Además hay que agregar que dicho empleo no cuenta con ningún tipo de beneficios de la seguridad social.

(1) Trabajadores sin educación o con solamente educación básica.

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