De emigrantes a inmigrantes, la tradición isleña

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Desde sus inicios como territorio colonial hispano, Chile fue un lugar muy aislado, incluso más allá del autarquismo propio de la Colonia Española. Su carácter geográfico isleño lo hacía poco atractivo para que extranjeros llegaran a instalarse en su territorio. Eso también marcó el primer siglo de vida independiente.

Por Andrés Sanfuentes, Economista, académico FEN-UAH.

Publicado en revista Observatorio Económico Nº 132, 2018.

La positiva experiencia con alemanes en el sur, promovida por iniciativa gubernamental, no fue seguida por la instalación de colonos en la Araucanía, tales como germanos, suizos, franceses, italianos, españoles, rusos y judíos, a causa del desinterés de la capital, a diferencia de la masividad inmigratoria de los países del Atlántico sur y México, que siguieron políticas explícitas de atracción a quienes querían abandonar Europa.

Es así como la llegada de extranjeros a Chile correspondió básicamente a un “rebalse” desde los países trasandinos. Esa característica incluso estuvo presente en casos exitosos, aunque aislados, como la llegada de árabes y croatas.

El lento progreso de Chile en el siglo XX hasta el término de la Dictadura, y la extendida pobreza de su población (mientras en el exterior aumentaba el bienestar general), impulsó a muchos chilenos a buscar un mejor destino en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, Europa e, ironías del destino, Venezuela. Chile era un país de emigrantes, que superaban con creces a los inmigrantes, situación que cambió en los últimos decenios.

LA OLA LATINA

Con el progreso económico, la paz social y la estabilidad política, Chile pasó a ser un país atractivo para establecerse en él, especialmente cuando la situación en su territorio de origen no era favorable. Es así como se van generando sucesivas olas de inmigrantes en los últimos cuarenta años.

Los traslados masivos se inician con los peruanos y sus vecinos bolivianos, a los cuales se van sumando ecuatorianos, colombianos, dominicanos y, finalmente, haitianos y venezolanos. Cada una de estas situaciones tiene rasgos propios, especialmente los diferentes motivos de su salida del país y los momentos en el tiempo. Un caso especial ocurre con los argentinos, muy influidos por la inestabilidad económica trasandina.

Chile no estaba preparado para recibir la masividad que está experimentando. Como país, no tenía una política explícita para enfrentar el cambio, aunque sí disponía de su estrategia histórica implícita, de alejar a los extranjeros, no son bienvenidos pero tampoco indeseados, a menos que sean europeos, ojalá del oeste. Por lo tanto, la política era aislacionista.

A lo anterior se suma que en algunos segmentos de la población existen ciertos rasgos clasistas y xenófobos, que no siempre se expresan con claridad, pero están en ciertos segmentos tradicionales de la clase alta y de sectores populares.

La carencia de una estrategia para canalizar el fenómeno y menos poder recurrir a una política conocida y aceptada por todos, ha sido acompañada por la falta de discusión e intercambio de opiniones entre los líderes políticos del país. Es así como han transcurrido al menos tres gobiernos en que la normativa se mantiene desde 1975 (DL 1094), aprobada en circunstancias especiales y en un contexto diferente a la realidad actual. El rasgo esencial de esa legislación es la desconfianza en el extranjero, acogerlo con respeto, pero con distancia. Desde entonces, las modificaciones legales han sido menores, sin alterar los aspectos centrales del régimen normativo, a pesar que la realidad chilena y mundial ha cambiado significativamente.

Junto a los cambios políticos, al progreso y la realidad económica y social del país, se ha sumado la llegada masiva de inmigrantes, especialmente latinoamericanos que no han tenido respuestas adecuadas en las políticas migratorias. A pesar de las transformaciones, los últimos gobiernos no han dado respuesta normativa a la nueva realidad y no pasaron del diagnóstico intuitivo a plantear el análisis de la situación y la búsqueda de acuerdos nacionales para dar una solución pronta así como de largo plazo.

Por otra parte, la institucionalidad está claramente obsoleta, no es apta para la realidad actual.

No se trata solamente que el diseño de la estructura gubernamental se ha mantenido con pocos cambios en los últimos decenios, sino que no se han incorporado nuevos temas que tienen características transversales, por lo cual carecen de una inserción adecuada en la institucionalidad tradicional; ejemplos en el área económico-social hay varios: el medio ambiente; la regionalización; la desigualdad; la concentración productiva; la ciencia y tecnología; la capacitación laboral; entre ellos, y en una forma cada vez más demandante, los aspectos migratorios, que están lejos de ser un asunto de extranjería, porque afectan conjuntamente a diferentes ministerios de la estructura actual: Interior, Relaciones Exteriores, Hacienda, Educación, Salud, Vivienda, Economía, Relaciones Sociales, Mujer y algunas de sus entidades autónomas. Incluso la necesaria coordinación con el Poder Judicial.

Para disponer de una adecuada estrategia y la respectiva política de largo y corto plazo, no solo es indispensable tener la colaboración de los diferentes entes involucrados, también es clave la designación del responsable principal del manejo institucional, que debe dar cuenta permanente de la actividad, recibir las críticas y las alabanzas frente a los tres poderes del Estado.

EL APORTE DE LOS INMIGRANTES

La llegada de inmigrantes al país constituye un aporte desde varias perspectivas.

Desde el punto de vista económico, son una importante contribución al progreso, pues la experiencia muestra que poseen un destacado espíritu emprendedor, que es el origen de las nuevas iniciativas que caracterizan al proceso de innovación y de inversión. Para que una persona o su grupo cercano inicien la aventura de dejar su país, para trasladarse a otro lugar muchas veces poco conocido, tiene que contar con un ánimo especial, audacia y deseos de superación que los capacita para iniciar actividades nuevas, sea como empresario o trabajador especializado. En la experiencia chilena ha quedado demostrado en numerosas actividades realizadas por inmigrantes. A ello contribuye el espíritu de esfuerzo, de sacrificio y de ahorro que los caracteriza; así como su interés de integrarse a la comunidad local e ir ascendiendo en la escala social. Pueden calificarse como personas que se han autoseleccionado. Un indicio claro es que, en promedio, sus calificaciones son superiores al resto de la población de donde provienen y, además, son más jóvenes.

Normalmente los procesos migratorios se inician con la llegada de un “adelantado”, que al asentarse genera la llegada de varios miembros de la familia o su comunidad cercana, lo que ayuda a la presencia de otros elementos individual o colectivamente valiosos.

Los inmigrantes y sus familiares tienen una contribución adicional, ya que constituyen un capital humano en que ya se efectuó su capacitación laboral, educacional y de salud en el país de origen, no en el de destino, donde se reciben los frutos de su contribución en las diferentes facetas de la actividad humana.

Esta característica es importante en países como Chile, que están pasando por el envejecimiento de su población, en que se reducen la natalidad y la mortalidad. En ese sentido, la llegada de una población adicional con una mayor proporción de personas en edad de trabajar, ayuda a contrarrestar la tendencia general.

La incorporación de extranjeros también colabora a generar un mayor dinamismo social, en un país que ha tendido a reducir la movilidad interna y la potencialidad que generan las transformaciones. Tiende a reemplazar a las clases sociales antiguas, que empiezan a anquilosarse.

Esas incorporaciones también tienen efectos culturales que pueden ser muy positivas y tienden a acercar a Chile al profundo cambio que está ocurriendo en el mundo y también prepararse para la multiculturalidad del futuro.

EL PROCESO DE INCORPORACIÓN SOCIAL

Entre las características que se han observado es que habitualmente los primeros inmigrantes de un segmento no llegan con un ánimo de permanencia definitiva, sino más bien a “ver y mirar”. Sin embargo, después de la primera fase de integración a la nueva realidad se empieza a aclarar el deseo de establecerse, para lo cual trata de trasladar a los parientes más cercanos para reunir a la familia y también al núcleo próximo. Estas comunidades pequeñas dan origen a grupos unidos que permiten tanto la auto protección como los primeros indicios de integración social. De esta forma se van creando lazos comunitarios, ya sea por localidades, ciudades o nacionalidades, lo cual ha caracterizado todos estos procesos tanto en Chile como en otros países de inmigrantes. Estas tendencias deben alentarse, tanto por ser procesos naturales muy positivos como para impedir la formación de guetos cerrados.

Las cadenas migratorias son un fenómeno que caracteriza a todas las experiencias y, por lo tanto, implican varios efectos:

1.- Una vez establecido el ánimo de permanencia de los primeros llegados, la cadena no se interrumpirá, será continua y puede abarcar a varias generaciones, alentadas por el apoyo mutuo.

2.- Otro elemento positivo que se genera es que el proceso de llegada se hace más flexible, es menos traumático el cambio que experimentan los nuevos habitantes.

3.- El cambio de transitorio a permanente se hace más expedito facilitando la inserción en la nueva realidad, permitiendo la integración al hacerse parte de un proceso colectivo en que la ayuda mutua para a ser esencial.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS SOCIO-ECONÓMICAS

La incorporación de los recién llegados a Chile ha sido un proceso complejo y por sucesivas etapas, aunque no traumático, en que se deben destacar algunas características:

a) Se han concentrado básicamente en los centros urbanos, especialmente los de mayor población. Tal como lo ha mostrado un estudio del “Servicio Jesuita de Migraciones” (Censo de 2017), las 10 comunas con más habitantes extranjeros y con mayor porcentaje en relación con su total estarían en la Región Metropolitana; seis de ellas, con habitantes tanto de altos ingresos, como Las Condes y Ñuñoa, y también en sectores más populares, en el caso de Recoleta, Independencia y Estación Central. El sello urbano se refleja en que la comuna de Santiago es la que concentra el mayor número de extranjeros así como el 27,5% de la población del lugar.

Las otras comunas con más inmigrantes están en la zona norte del país, en concreto en Antofagasta (mayoría colombiana), Iquique (predominio peruano), Calama (boliviano) y Arica (argentino). La información refleja que el proceso migratorio está en una fase inicial y que progresivamente continuará con una dispersión hacia otras regiones y lugares del país, con un dinamismo similar al observado en otros procesos.

b) El nivel educacional de los llegados al país es superior al de los chilenos en el Gran Santiago, excepto en la comuna de Santiago. Por el contrario, en la zona norte, ocurre lo opuesto, ya que los nacionales en promedio tienen mayor educación. Cabe resaltar que en la actividad en que la integración ha ocurrido en forma más satisfactoria es en las escuelas, distinguidas tanto por el interés por educarse de parte de los niños y jóvenes como por la receptividad del profesorado.

c) La integración en el país también se observa positiva en la salud, especialmente en la atención primaria de niños y embarazadas, sin mayores diferencias en los aspectos documentados de los demandantes.

d) La situación financiera refleja un lenta incorporación al sistema bancario, en que las preferencias se han concentrado en el BancoEstado, con la excepción de las remesas que envían a su lugar de origen, especialmente familiares, en que la atención se ha volcado hacia las casas de cambio, tal como lo refleja el estudio de Lafortune y Tesada. Una de las dificultades se encuentra entre los indocumentados, ya que las entidades financieras están sujetas a rigurosas dificultades normativas.

e) La situación laboral constituye uno de los más serios escollos para la integración, especialmente porque un buen empleo es uno de los principales atractivos que ofrecería Chile. A pesar de algunas iniciativas del gobierno pasado, la regularización de los indocumentados continúa como el principal problema.

f) El otro aspecto con obstáculos es la situación habitacional, en que extendidos grupos sufren de hacinamiento y en que tienen limitaciones para acceder a la propiedad o el arriendo de una vivienda.

g) El sistema de pensiones constituye otro componente con dificultades no solo operativas.

h) El acceso a los beneficios sociales que otorga el Estado es inferior en los inmigrantes que en el resto de la población, tal como lo señala la última CASEN que midió la pobreza multidimensional, no solo el ingreso monetario.

i) Incorporación a las organizaciones sociales.

Los elementos mencionados son algunos antecedentes que se deben considerar para efectuar tanto un balance del proceso de inmigración descontrolada que experimenta el país, así como las medidas inmediatas y el proyecto de ley que el Gobierno del Presidente Piñera ha presentado al Parlamento.

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