La brecha de género en el mundo del trabajo: la realidad pre y post covid

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Durante diciembre del año 2020 se realizó el Curso de Formación Sindical Mujeres Líderes, del cual 42  dirigentas sindicales y trabajadoras fueron parte. Esta iniciativa, que realizó su sesión final y graduación en formato digital, se generó por medio del programa del Fondo de Formación Sindical de la Subsecretaría del Trabajo e implementado por la FEN con el apoyo del Centro de Organizaciones y Relaciones Laborales (COR-UAH). El objetivo estuvo centrado en contribuir a la reducción de las brechas de género en el mundo del trabajo.

La ceremonia de clausura contó con la clase magistral deAna María Fernández, doctora en Ciencias del Trabajo de la Universidad de Murcia (España) y académica del Departamento de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAH. Su exposición estuvo enfocada en la reflexión a partir de una radiografía de los datos que demuestran las profundas desigualdades entre hombres y mujeres, recalcando que: “El mundo del trabajo no puede ser analizado, ni mirado, ni observado, si no es con un enfoque de género, porque, queramos o no, somos la mitad del mundo. Nos falta empoderarnos, nos falta darnos cuenta de que somos la mitad, por lo tanto, tenemos voz por la mitad. En conjunto […] hombres y mujeres podemos construir un país más equitativo”.

Para la académica, también integrante del COR-UAH, es clave el concepto de la “interseccionalidad” para analizar la relación mujer y trabajo, pues, explicó: “El mundo del trabajo es muy complejo para las mujeres. Es un mundo lleno de discriminaciones, pero de discriminaciones que se entrelazan generando múltiples discriminaciones a partir de aspectos que son relacionados con el sexo, raza y clase social que se entrecruzan […]. Los nudos críticos son la desigualdad económica, patrones culturales que son una mochila, una división sexual del trabajo y la concentración del poder, en términos de decisiones, está en manos de los hombres dentro de las organizaciones”.

Sobre el mercado laboral chileno, sentenció que es especialmente “adverso” para la mujer. La tasa de participación de mujeres es: “Prácticamente una de las más bajas de la región y de la OCDE”, pese a que la fuerza laboral del país está compuesta por más mujeres que hombres. La causa principal invocada por las mujeres para no incorporase tiene que ver con “razones familiares permanentes”, realidad que se ha agudizado en el marco de la pandemia. Respecto de la población inserta en el mercado laboral, las mujeres cumplen una doble jornada, ya que dedican 42 horas semanales -no remuneradas- a tareas domésticas en sus hogares versus las 19 horas que los hombres destinan a esas labores. Otro nudo es la participación en cargos gerenciales: solo 1 de cada 10 son ocupados por mujeres. A ello se suma la brecha de género centrada en los ingresos, colocando como ejemplo lo que acontece en el sector público, el cual tiene sueldos un poco más equiparados: “Las mujeres en el 2015 recién empezaron a ganar lo mismo que ganaban los hombres en el 2010 mientras que los hombres, además, subieron muchísimo más sus sueldos “.

Y una premisa sin discusión: “El trabajo es el centro de nuestra vida social”, argumentó Fernández. Por lo tanto, y a modo de conclusión, destacó la oportunidad que brinda la redacción de una nueva Constitución Política, de un nuevo pacto social para Chile, en el cual se pueda reflejar de manera equitativa y conciliatoria: “…esa trilogía Estado-Mercado- Familia que, finalmente, se estructura a través del trabajo”.

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