Cartas La Tercera, Lunes 17 de Mayo de 2010
Señor director:
Este medio informó que el Mideplan diseña una propuesta que apunta a generar un ingreso mínimo familiar éticamente deseable. Ojalá que la iniciativa se concrete. Más que hacer descansar en quien contrata a un trabajador toda la responsabilidad ética de terminar con su eventual pobreza, la sociedad chilena debe contribuir con recursos públicos que se sumen a los salarios para conformar un ingreso familiar decente. Si la voluntad de que se provea un ingreso digno a las familias es un propósito social, lo justo es que la sociedad contribuya. Más aun, es evidente que muchos pequeños emprendedores no tendrían cómo responder con sus propios medios a una exigencia de tal magnitud.
Este diseño de política coincide con lo propuesto por la Encíclica Laborem Excercens: al bienestar de los trabajadores y sus familias deben concurrir tanto el empresario directo como el indirecto, o sea, la sociedad. El tamaño del ingreso ético familiar debe depender de las características de cada hogar. Es valioso que los subsidios que se diseñen respondan a propósitos loables que sean fácilmente medibles. Por ejemplo, la efectiva asistencia de los hijos al colegio, la participación de los adultos en capacitación o emprendimiento, entre otras tareas que lleven a las familias al autosustento y a prescindir de los subsidios en el largo plazo.
Jorge Rodríguez Grossi
Decano Facultad de Economía y Negocios, U. Alberto Hurtado