La Segunda: Rodríguez Grossi y falta de gas en Argentina: «No tiene que ver con el precio de venta a Chile»

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El ex ministro de Energía de Ricardo Lagos, quien enfrentó los cortes del combustible trasandino, dice que las políticas de congelamiento de precios afectaron la prospección de nuevos yacimientos de hidrocarburos en ese país.

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Rodríguez Grossi dice que es peligroso que Chile vuelva a depender de la energía de países vecinos.

Entrevista publicada en el diario La Segunda, el día martes 01 de octubre de 2013.

Por: Hernán Vargas

«El gas que nos falta se vendió a Chile a precios irrisorios». Esas fue la explicación que entregó la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, a la falta del hidrocarburo en su país. Una respuesta que es, al menos, «incorrecta», a juicio de Jorge Rodríguez Grossi, ex ministro de Energía en el periodo de Ricardo Lagos y quien enfrentó los cortes del combustible.

Para el actual decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado y presidente de la termoeléctrica Guacolda, debido «a un congelamiento de precios domésticos, los inversionistas de petróleo y gas dejaron de hacer prospecciones, lo que llevó a que se acabara el combustible, pero no tiene nada que ver con el precio en que Argentina, libremente, vendía el gas a Chile».

-Entonces ¿la demanda chilena por GN trasandino no impactó en la disminución de sus reservas?
-Es al revés, está relacionado a las políticas adoptadas por ellos a nivel interno, donde se produjo una devaluación fuerte del peso argentino acompañado de un congelamiento de los precios domésticos de éste y otros combustibles.
Recuerdo las conversaciones que tuvimos con las empresas vendedoras de gas natural, en las que sostenían que hay gas en Argentina, pero que a los precios a los que estaban siendo sometidos no había interés alguno en seguir invirtiendo.

-La Presidenta Fernández da a entender que el principal consumidor del gas argentino era Chile ¿así era?
-No es correcto, la mayor parte del gas natural era consumido en Argentina; nosotros consumíamos una pequeña proporción que básicamente estaba destinada a la industria eléctrica que era responsables de tres cuartas partes del consumo en el país. En invierno, el sector residencial e industrial no explicaba más de 25% de la demanda por gas en Chile.
«Espero que Chile no vuelva a cometer estos errores»

-¿Fue un error estratégico depender sólo de Argentina como proveedor de gas?
-Sí. Espero que Chile no vuelva a cometer estos errores como el depositar en países poco confiables el abastecimiento de un consumo tan estratégico como son éstos. No hay problema en comerciar con países poco confiables productos que uno puede rápidamente conseguir en otros mercados si hay desabastecimiento. En el caso de la electricidad o gas natural, que son productos de difícil adquisición en el mercado internacional, hay que tener mucho cuidado para el futuro.

-¿Se podría dar una situación similar en el futuro?
-Felizmente Chile no tiene hoy esa dependencia respecto a ningún consumo estratégico y espero que no volvamos a repetir esta mala experiencia. Chile disfrutó durante seis años de un combustible de buena calidad a un buen precio, pero lo pagamos carísimo, porque transformamos buena parte de la industria a GN pero súbitamente nos quedamos sin él. Eso no puede pasar otra vez.

A veces leo noticias sobre la opción de que países vecinos puedan vendernos electricidad y eso sería peor. Si de un día para otro nos quedamos sin electricidad, no hay como reemplazarla, porque en el caso del GN lo cambiamos por diésel, sin embargo, la electricidad no hay cómo reponerla.

-¿Y la opción de que Perú pueda vender gas natural a Chile en el corto plazo? El Presidente Humala se mostró dispuesto a ello.
-Si Chile no tiene garantías arriba de la mesa que le permitan sustituir un eventual corte de abastecimiento de gas natural desde cualquier país que lo traiga, Chile no debe meterse en ese tipo de aventuras. Más todavía si sabemos que en nuestro continente hay países que se comportan de manera poco amistosa. En Europa es sorprendente cómo han tenido dos guerras mundiales y, sin embargo, han sido capaces de asumir una Unión Europea con éxito. Acá, en América Latina, no es así.

Sostengo que no hay problema en comprar chocolates, lana o carne, porque son productos que se pueden comprar en cualquier parte del mundo, pero en los que son estratégicos yo tendría extremo cuidado en entrar en nuevas negociaciones que nos pongan en peligro.

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