En estos días, la CUT cumple treinta años. La ocasión emplaza a pensar en los múltiples desafíos que enfrentan actualmente el sindicalismo nacional, entre ellos un desafío escasamente debatido localmente: el incremento de la migración, un fenómeno propio del régimen capitalista actual que interpela la forma en que el sindicalismo opera tradicionalmente.
Buena parte de los migrantes que llegan a Chile se han desplazado forzadamente en sus países. La necesidad suele llevarlos a aceptar empleos precarios, lo que pone en jaque la campaña de los sindicatos por mejorar los estándares laborales. ¿Por qué los empleadores se inclinarían a mejorar las condiciones laborales, si pueden incorporar mano de obra dispuesta a trabajar en condiciones que ofrecen? ¿No es la situación de los migrantes una oportunidad para que algunos empleadores poco juiciosos infrinjan las leyes laborales?
Los sindicatos pueden combatir esta precarización general del trabajo integrando a los migrantes en las organizaciones. No basta con que defiendan públicamente las demandas de estos grupos. También deben invitarlos a participar activamente e incluirlos en la toma de decisiones. Así, pueden incluso convertir el incremente de la migración en una oportunidad para su fortalecimiento. A medida que el peso de los migrantes en la fuerza laboral crece, la sindicalización de estos grupos se vuelve más gravitante y una herramienta poderosa para influir en las decisiones de las empresas y el país. Asimismo, la integración de los migrantes puede promover la transformación de los sindicatos en organizaciones más abiertas e involucradas con la comunidad. Como señala Ronaldo Munck: “Abordar la migración de una manera democrática e igualitaria puede también revivir la autoridad moral del movimiento laboral en la sociedad más amplia”.
El sindicalismo chileno recién está comprendiendo la envergadura de este desafío. Desde el año 2015, la CUT ha desarrollado iniciativas que buscan instalar el debate sobre la migración en el mundo sindical. Sin embargo, estas siguen siendo generales y no han tenido como correlato la sindicalización progresiva de estos trabajadores o su incorporación en los espacios de decisión. Si los sindicatos quieren ganar legitimidad e influencia, urge que avancen más decididamente en la integración de los migrantes.
Por: Francisca Gutiérrez, académica FEN
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