Por Carlos García, académico FEN UAH.
Publicado en revista Observatorio Económico Nº 122, 2017.
Una pregunta clave en la actual coyuntura es si el crecimiento de la economía el 2018 está asegurado independiente de las decisiones políticas que los chilenos tomamos eligiendo a Sebastián Piñera como Presidente por el período 2018-2022. Al respecto, el Banco Central de Chile proyectó a principio de diciembre una recuperación el 2018 con un rango para el crecimiento del PIB de 2,5-3,5%, sin importar la decisión política, lo que sería sin duda, un salto positivo si se considera el magro crecimiento de 1,5% promedio de los últimos dos años.
La senda de convergencia de la economía chilena, desde el crecimiento de un 1,5% al 3%, depende entre otros factores de la evolución de la demanda privada interna, básicamente el consumo privado y la formación bruta de capital fijo o inversión. Se espera que el consumo privado siga creciendo a una tasa del 3%, por tanto, es el crecimiento de la inversión sería el que marcaría la diferencia. En estos dos últimos años el crecimiento de la inversión fue de -0,8 y -2,5%, en cambio ahora se espera que crezca en torno a un 3%.
Sin embargo, ¿está asegurado que la inversión crezca un 3% el 2018 sin importar quien va a gobernar Chile? Incluso, ¿está asegurado que el consumo privado será del 3%? La respuesta se puede hacer en base a los argumentos de los dos más grandes macroeconomistas que ha tenido la profesión: John Maynard Keynes y Robert Jr. Lucas. Ambos ubicados en los extremos, Keynes intervencionista y Lucas defensor acérrimo del mercado.
Partamos por Keynes, en efecto, una política expansiva en una situación de bajo crecimiento debería llevar al pleno empleo. El gobierno anunció en su Ley de Presupuesto de 2018 un crecimiento del gasto de 3,9%, cifra suficiente para impulsar la demanda interna. Sin que existan nuevas contingencias o shocks, el impulso del gasto fiscal sería coherente con asegurar un crecimiento del 3% en 2018.
Siguiendo por Lucas, el panorama es menos claro. Según este economista la inversión depende de las expectativas de los empresarios. Por otra parte, los consumidores también definirán su consumo en base a ingreso esperado o riqueza. Si ambos consideran que las expectativas económicas el 2018 son aún mejores, el crecimiento del próximo año estaría subvaluado.
En la misma línea de Lucas, un ejemplo interesante de nuestra historia económica fue lo ocurrido con la crisis financiera internacional en2008 que tuvo básicamente su epicentro en las economías desarrolladas. El mismo Banco Central de Chile proyectaba un crecimiento entre 2-3% para el 2009, por el contrario, tuvimos una recesión. En parte, la falla de las proyecciones del Banco Central fue porque no se tomaron seriamente las recomendaciones de Lucas. Los inversionistas derrumbaron sus expectativas a causa de la recesión internacional, y con ello la inversión cayó en un estrepitoso 15%. Si bien el consumo siguió creciendo, el aumento fue modesto (1,8%).
El triunfo de Sebastián Piñera trajo importantes consecuencias para la Bolsa el día después de la elección: creció más de un 7% en pocas horas, alcanzando su máximo histórico. Su impacto en la economía es la siguiente, y parafraseando a Lucas: las expectativas aumentan y con ello impulsan no solo al precio de las acciones sino también a la inversión privada el 2018.
Es sabido que el presidente electo es cercano a los inversionistas tanto nacionales como extranjeros y es muy probable que su gobierno sea muy efectivo en convencerlos a concretar sus proyectos. Con esto, es probable que asegure un crecimiento mayor al 3,5%, que es el límite superior de las proyecciones del Banco Central de Chile.
Por otra parte, el presidente electo tiene todos los incentivos para promover la inversión privada y el empleo. Él necesita que la economía chilena crezca para financiar sus proyectos, es decir, para recaudar los tributos suficientes que asegure la gratuidad en la educación, las reformas en salud, previsión, etc. Es de esperar, que el buen crecimiento del 2018 se concrete en reformas sociales y gubernamentales apropiadas que mejoren el bienestar de los chilenos, en caso contrario las expectativas dejarán de ser positivas retornando la tasa de inversión a valores negativos.
Todo este análisis dentro del supuesto que la economía internacional siga creciendo moderadamente y con ello el precio del cobre se mantenga estable. En caso contrario, todo este artículo serán palabras que se las llevará el viento y no se concretará el anhelado crecimiento para el próximo año Los chilenos tendemos a dejar de lado el factor internacional, y la historia nos enseña, que es no solo es importante, es vital.