Por: Marcela Mandiola, Ph.D. Management Learning and Leadership, Lancaster University, UK. Académica FEN- UAH
Publicado en revista Observatorio Económico Especial Octubre, 2020
Se habla de ‘recesión rosa’ (Edwards, 2019), el nuevo nombre que la discusión pública le ha puesto al problema de siempre: el mayor impacto que ha tenido la crisis sanitaria y social sobre una parte de la población. La histórica doble carga de las mujeres ha redundado en una mayor dificultad para conservar trabajos y, al mismo tiempo, cumplir con las demandas del hogar durante la actual crisis. Esta vez la recesión está siendo leída en clave de género.
En nuestro país esta realidad se viene a instalar sobre una desigualdad de género que en los últimos años ha sido ampliamente denunciada y documentada. Si nos remitimos sólo al ámbito económico-laboral podemos destacar que las mujeres en Chile seguimos teniendo una menor participación en el mundo del trabajo, 41,2% versus el 63,1% de los varones (INE, 2020). En ese mismo sentido, la participación de mujeres en directorios IPSA no supera el 9,5% (Comunidad Mujer, 2020) y se acerca solo al 20% si se trata de gerencias de primera línea (Abud, et al, 2019). Por otro lado, la brecha salarial de género es de -27,2% en desmedro de las mujeres (INE, 2018), más grave aún es el hecho que a mayor nivel educacional mayor es dicha brecha salarial (GET, 2018). Si hablamos de pensiones, la brecha en los montos de remuneración imponible es de -10,3% en desmedro de las mujeres mientras que en los saldos promedio acumulados al momento de solicitud de la pensión se constata una brecha en las mujeres respecto de hombres de -62,2% (SP, 2018). De manera más amplia, en el Global Gender Gap Index 2020 del World Economic Forum, Chile aparece en el lugar 111 de un total de 153 países estudiados en sus indicadores de participación económica por género. Es en este escenario en el cual los impactos de la pandemia se han instalado en Chile, tensionando e intensificando una doble labor fuertemente castigada. Para mayor abundamiento, podemos citar al estudio “Teletrabajo, Género y Covid-19 en Cifras” de la Fundación Chile Mujeres (Kreutzberger, 2020), el que declara que la principal dificultad del teletrabajo ha sido la demanda de las labores domésticas que afecta a un 47% de las mujeres en esta modalidad y solo a un 28% de los varones en iguales condiciones. Se agrega a esto que los trabajos con mayor participación femenina son los que tienen menos posibilidades de ser trasladados a modalidad remota, a saber, venta y servicios de comercio, con 65% de participación femenina; el mismo trabajo doméstico con un 97% de mujeres a cargo y el área de la salud con un 73% de participación de mujeres.
Presentado de otra forma, lo que la actual crisis ha dejado en evidencia es la imposibilidad para las mujeres de cumplir con las demandas laborales y los trabajos de cuidado sin reconocimiento económico, social y político para dicho solapamiento. El que producción y reproducción no sean posibles de enfrentar en un mismo espacio, en un mismo tiempo, y por solo una parte de la población, nunca ha quedado más claro. La economía feminista (Carrasco y Díaz, 2018) ha hecho contribuciones relevantes que buscan despejar este nudo. Sus propuestas más destacadas tienen que ver con: a) el estrecho límite de las economías, neoclásicas y otras, para definir qué es lo que se estudia y analiza en este caso, foco privilegiado en el mercado y exclusión de las labores que son necesarias para la sostenibilidad de la vida; b) el parcial concepto de trabajo remitido a lo público y en sinonimia estricta con empleo, junto a la invisibilización de las labores privadas que sostienen la vida omitiendo su contribución a la creación del llamado ‘capital humano’; c) la falsa autonomía del sistema económico productivista el que se sostiene sobre trabajos imprescindibles que no son reconocidos ni remunerados, lo que convierte en parciales y equívocas las cifras que regulan lo económico y por lo tanto los criterios con los cuales se toman decisiones. Todo esto nos habla de una práctica que se ha regido tradicionalmente por una mirada androcéntrica del mundo y que privilegia un enfoque ahistórico y descontextualizado. La misma economía feminista ha desafiado la consideración a un único sujeto privilegiado para hablar de ‘agente económico’, el llamado ‘homo economicus’ puede ser comprendido desde la metáfora de un ‘hongo’ (Nelson en Carrasco, 2006). Se trataría de un hongo pues crece totalmente formado y con sus preferencias desarrolladas. Se autopercibe como autónomo y maximiza de acuerdo solo a restricciones externas, no tiene niñez ni vejez, no depende de nadie ni se hace cargo de otros (Carrasco, 2006). Este agente económico privilegiado, y único, no ha logrado entonces dar cuenta de un devenir de lo social donde las necesidades de la diversidad de actores requieren ser satisfechas, sin que la mayoría de éstos puedan participar de manera productiva en la economía. Peor aún, esa misma economía depende de manera crítica de la reproducción de esos mismos agentes y ese proceso no es gratuito.
Chile se encuentra ahora frente a una desafiante encrucijada histórica, la oportunidad de redactar una nueva constitución. Un nuevo pacto social abre la posibilidad de reconsiderar los actores sociales que deben participar en dicha discusión, y en especial, aquellos que deben quedar plasmados, en sus derechos y deberes, en el futuro acuerdo. El privilegio masculino de la política y de la economía amerita ser disputado y repensado, el género amerita ser considerado como una categoría de análisis y no como una mera variable.
Bibliografía
Abud, MJ. et al (2019) Reporte de indicadores de género en las empresas en Chile 2019. Ministerio de la Mujer y equidad de Género, Ministerio de Hacienda y Fundación Chile Mujeres. www.chilemujeres.cl
Carrasco, C. (2006) La economía feminista: una apuesta por otra economía
Carrasco, C. y Díaz, C. (2018) Economía Feminista. Desafíos, propuestas, alianzas. Editorial Madreselva. Buenos Aires.
ComunidadMujer (2018). Informe GET 2018: Género, Educación y Trabajo. Avances, contrastes y retos de tres generaciones. Chile
Edwards, S. (2020) Esta horrible recesión rosa, mujeres y la doble carga del Covid-19. Columna La Tercera, 12 septiembre 2020.
INE (2020) Encuesta Nacional de Empleo Trimestre Abril – Junio. www.ine.cl
Kreutzberger, S. (2020) Teletrabajo, Género y Covid-19 en cifras. Fundación Chile Mujeres. www.chilemujeres.cl
Superintendencia de Pensiones (2018) Informe de género sobre el sistema de pensiones y seguro de cesantía. www.spensiones.cl