Estudiante de GIBA lideró proyecto “Cuadros literarios: enmarcando vivencias de la memoria”

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Trinidad Córdova es estudiantes de la carrera de Gestión de Información, Bibliotecología y Archivística (GIBA) de la FEN. Actualmente está en el último año de la carrera y lideró el proyecto “Cuadros literarios: enmarcando vivencias de la memoria”. Este proyecto se desarrolló entre enero y febrero del 2020 y estaba dirigido a la población masculina de la cárcel de Los Andes, el cual buscaba generar un espacio de arte terapia dentro de la rutina carcelaria. Participaron hombres entre 25 y 45 años quienes habrían cometido delitos comunes.

En esta entrevista Trinidad nos cuenta sobre esta iniciativa y los futuros proyectos que quiere llevar a cabo.

¿De qué se trataba el proyecto? ¿Cómo nació la idea/ iniciativa?
El proyecto trataba de la incorporación de un taller con una temática de arte terapia y rompe rutina dentro del recinto penitenciario. La idea nace principalmente luego de terminar un taller de Fomento Lector, donde los  alumnos (internos) hicieron notar la necesidad de más talleres en tiempos muertos, como era enero y febrero por vacaciones, así pude gestionar financiamiento para poder lograrlo.

¿Qué temática tuvo?

El objetivo de este proyecto era la creación literaria de algún evento o suceso que los marcó en su vida antes o dentro de su reclusión. Era importante reconocer e internalizar estos eventos, algunos buenos y otros malos. Luego se llevaba al lado más artístico, creando un cuadro pintado por ellos donde se representaba artísticamente el contenido de su expresión literaria.

¿Cómo fue la participación de los internos?

Los internos se demostraron tímidos al comienzo, fue un proceso largo ya que habían historias difíciles de contar para ellos. Durante el encierro generalmente sus emociones se reprimen y este espacio les permitió abrirse más y practicar eso. Por otro lado, hubo  un pequeño rechazo a escribir debido a su nivel de estudios y acercamiento a la escritura/lectura. Esta preocupación se eliminó rápidamente ya que este espacio no era para juzgar ni fijarse en formalidades de redacción u ortografía, sino más bien concentrarse en el contenido de sus historias, de cualquier forma que quisieran contarla.

Luego de pasar esa etapa principal, el taller les permitía un espacio de diversión, dibujando y al final pintado donde se les veía felices y trabajando en conjunto. Todo terminó con una convivencia hecha por ellos y agradeciendo sinceramente la oportunidad de participar en un taller de ese estilo.

¿Por qué hiciste este proyecto y por qué en la cárcel de Los Andes?

Desde el 2017 he estado en contacto con la Cárcel de Los Andes, ya que fue el primer lugar donde puse en práctica un taller para el ramo de Fomento Lector dirigido  por la profesora Fernanda Arrau. Ella además apoyó un segundo taller el 2018, y luego un trabajo como tallerista el 2019 y así ahora pude crear este pequeño taller el 2020.

Me interesaba mucho trabajar en esta cárcel ya que tenía ciertas particularidades, es una cárcel donde existe una sección femenina y otra masculina por lo que me podía mover con dos tipos de grupos distintos, su disposición y apoyo siempre estuvieron y además por la preocupación de al ser una cárcel más rural compite con la centralización de talleres en cárceles de Santiago, lo que me motivó más a hacer proyectos en lugares donde no se hacían tan continuamente.

¿Este proyecto se volverá a repetir?

¡Si! gracias al fondo INCUBA de la universidad, pudimos en conjunto con Valentina Zúñiga y Nicole Diamante, también alumnas de la carrera, postular y adjudicarnos un fondo para un proyecto de Cuadros Literarios, pero con una mirada distinta, esta vez nos enfocaremos en el sector femenino de la Cárcel de Los Andes y sus vivencias de violencia de género, para así luego plasmarlo en cuadros pintados por ellas.

¿Cuál crees tú que es la importancia de este tipo de proyectos?

Para mí es muy importante. Si bien nuestro objetivo no es la creación de espacios de reinserción o de la contemplación de esto, de igual forma aportamos. Esperamos más bien crear espacios que les sirvan no sólo culturalmente, llevando información, acercándolos a temas nuevos, despertando su interés, etc., sino también emocionalmente, con talleres para romper rutinas que los hacen salir de su mundo creando otro paralelo donde pueden ir, relajarse, sin pensamientos negativos, riendo, compartiendo y lo más importante, un lugar donde no serán juzgados.

¿Tienes pensado realizar futuros proyectos en esta cárcel u otra?

Como colectivo Acción Carcelaria, esperamos poder crear nuevos proyectos y talleres para distintas cárceles o centros de reclusión. Además de poder crear una red con gente de múltiples disciplinas que quieran aportar en proyectos coordinados por nosotres.

¿Qué fue lo más difícil en este proyecto?

Lo más difícil del proyecto es poder generar esa confianza entre tallerista o profesora y alumnos o internos. No es llegar y contar una historia personal, se debe implementar un lugar de suma confianza y respeto dentro del grupo de trabajo. Por otro lado, de todas formas es difícil convivir con el machismo que existe en la cárcel. Siendo mujer, estudiante y además trabajar con gendarmes e internos se complicó a ratos, pero no fue imposible cambiar algunos pensamientos y formar un espacio de trabajo agradable y de respeto.
Finalmente una de las cosas más difícil es estar consciente de los vínculos que se generan, es decir, me encantaría haber podido hacer mucho más y ayudarlos en todos sus problemas, pero como profesora se deben establecer límites para no vincularse más allá de la temática del taller, ya que también puede generar un problema y dificultará el proceso de este. Creo que se debe ser consciente que no se les podrá ayudar en todo y eso es difícil de

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