Por Carlos J. García, académico de la Facultad de Economía y Negocios, U. Alberto Hurtado
¿Crecerá Chile un 6% el 2021? ¿Cumplimos con los requisitos para lograr este crecimiento? Al respecto, artículos recientes en la prensa internacional, artículos académicos e informes de organizaciones internacionales explican en forma concisa las condiciones para que esta crisis se supere en forma rápida, por lo menos en los países desarrollados.
Primero, los países desarrollados se han adaptado mucho mejor de lo esperado a los cierres, restricciones y distanciamiento social en la segunda ola del virus que en la primera ola. Segundo, la voluntad y la capacidad de Norteamérica, Europa y Japón de utilizar la política fiscal para apoyar los ingresos durante la crisis, incluso cuando no podían ir a trabajar. Adicionalmente, los bancos centrales han ayudado con enormes aumentos en las compras de deuda pública, facilitando el uso expansivo de la política fiscal durante la crisis. Tercero, la capacidad de la ciencia para suministrar vacunas eficaces que señalen el camino hacia una vida más normal en los próximos años. Cuarto, expectativas realistas sobre la evolución de la pandemia.
Si analizamos las condiciones antes listadas, tenemos que, cumplimos una de las cuatro: la vacunación. Reducida la principal causa de la crisis, el proceso de recuperación no tendría barreras para despegar, no como ha ocurrido en Europa, en que el retraso en la vacunación ha gatillado una tercera ola. Sin embargo, las otras tres condiciones no son claramente cumplidas por nuestro país.
Analicemos la primera de las condiciones, la adaptabilidad. A diferencia de los países desarrollados, nuestro país está altamente segregado: hay ciertas zonas geográficas con características de país desarrollado, buena infraestructura y muy buena conectividad, pero hay otras zonas que son el claro el reflejo del subdesarrollo.
Pasemos ahora a la segunda condición: política fiscal y monetaria. La deuda publica bruta pasó del 28% del PIB en 2019 a 33% del PIB el 2020, esto es un exceso de gasto fiscal de por lo menos 5 puntos del PIB. En otras palabras, descontando los ingresos tributarios, el fisco debió a endeudarse en 5% del PIB. Según datos del Banco Mundial, la respuesta de Chile fue similar a la de otras economías emergentes, pero solo la mitad de los países desarrollados. Sobre la política monetaria: además de tener una tasa de interés de 0,5% y crédito barato, no tenemos más noticias.
La estrategia de Chile ha sido diferente: liberar los fondos de pensiones que hasta la fecha bordean el 12% del PIB, llegando al 18% del PIB si se contabiliza el tercer retiro. Sin embargo, estos recursos no necesariamente se transforman automáticamente en consumo directo de las familias, porque un porcentaje importante se ahorra o se vuelve a invertir, en especial por la alta incertidumbre que ha impuesto la pandemia.
La cuarta condición, tampoco. Las expectativas generadas por el gobierno han sido desmedidas, en especial en los meses de verano, ocasionado en parte la segunda ola que sufrimos durante abril. Por otro lado, algunos agoreros adicionan la inestabilidad política como una causa adicional de posible bajo crecimiento.
En definitiva, un crecimiento del 6% del PIB para este año sería una muy buena noticia. Pero la distribución posible de resultados es bastante más amplia y con un sesgo fuerte hacia tasas menores que esa cifra. Hay una alta probabilidad que la recuperación de la crisis en nuestro país el 2021 será más bien modesta en los próximos meses y se producirá tardíamente hacia mediados del segundo semestre.