El Doctor en Economía y académico de la Escuela de Economía de la Universidad Alberto Hurtado (FENUAH), opina acerca del mercado energético, los desafíos para Mario Marcel y Nicolás Grau, prácticas colusivas, y la necesidad de un cambio constitucional.
Eduardo Saavedra, Director del Departamento de Economía de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad Alberto Hurtado (UAH) y del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas (CiPP) de la misma universidad, fue ministro del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) entre los años 2014 al 2020. Esa experiencia le permite hablar sobre temas vinculados con los mercados y sus imperfecciones, pero también de la actual coyuntura que vive el país.
En esta entrevista, Saavedra remarca la necesidad del cambio constitucional, lo cual, a su parecer, puede transformar la realidad chilena. El académico cree que si el proceso tiene éxito, se pasará de entender el éxito de una sociedad en base a una mirada económica, a avanzar hacia uno que realce la «armonía de vivir juntos».
«Vamos a tener serios problemas de energía eléctrica en marzo»
¿Cuál es el escenario actual de los mercados energéticos?
Están complejos. Distinguimos el petróleo. Chile es un país que no produce petróleo y, por lo tanto, tiene que importarlo y de allí refina o se importa lo refinado y tenemos la gasolina, parafina, diésel, etcétera, que no sólo se usan para el consumo de automovilistas y las personas en las casas, sino que también como insumo productivo. El diésel es un ejemplo.
Y en la medida en que haya menos agua, que nos lleva al mundo de la electricidad (otro energético muy complejo), vemos que el calor de los últimos dos meses, los más intensos en comparación a años anteriores, lleva a un derretimiento más rápido de la nieve. Típicamente era en abril cuando se acababa el agua, hoy día probablemente se acabe en marzo y eso va a significar que vamos a tener problemas de energía, quizás cortes energéticos. Vamos a tener serios problemas de energía eléctrica en marzo y el único medio para solucionar este problema va a ser por medio del diésel.
«Incorporar a la pequeña y mediana empresa»
¿Cuál es su impresión respecto a los ministros de Hacienda y Economía del próximo gobierno?
Conozco mucho más a Mario Marcel. Si a alguien se le debe en Chile el mantener las cuentas fiscales claras desde su rol como director de Presupuesto, es a Mario Marcel. Fue uno de los gestores de la responsabilidad fiscal, o de decir: “los países no pueden gastar más de lo que tienen”. Y Mario, que trabajó muchos años en Presupuesto, domina muy bien ese sello y creo que lo refleja a él en general como economista. También ha sido presidente del Banco Central. Hay responsabilidad y una sintonía con los tiempos.
Conozco mucho menos a Nicolás Grau. Lo he visto presentar papers académicos hace muchos años acá en la universidad nuestra. Pero la verdad es que no sé mucho. Ahora, ¿qué es lo que tiene que hacer allí? Tiene un montón de trabajo no sólo en el área de innovación, también en incorporar en toda esta temática de productividad a la pequeña y mediana empresa. Me parece que es una petición clara en el nuevo gobierno y le pediría que no abandone tampoco los temas que en otra época han sido propios del Ministerio de Economía, que son los temas del consumidor, de competencia, los temas regulatorios.
«Las personas piensan que son sistemáticamente abusadas en Chile»
¿Cuáles cree que son las principales trabas para avanzar en los temas de libre competencia?
Las trabas que tiene Chile hoy en día son: seguimos siendo un país subdesarrollado, seguimos siendo pobres (con niveles de pobreza relativamente bajos), seguimos teniendo serios problemas de distribución del ingreso, pero, por sobre todo, tenemos un problema aún más fuerte: aún cuando se mejoraran todos esos indicadores, las personas piensan que son continua y sistemáticamente abusadas en Chile en el ámbito económico.
Y lo sienten no sólo por las empresas, sino también por los casos de colusión y los llamados casos «de la libre competencia y abusos unilaterales». Es decir, la empresa más grande abusa a la más chica, les pagan tarde, poco, los sacan del mercado, los compran y hacen desaparecer. Son cosas que la gente tiene allí. También la gente siente que ha sido abusada por los gobiernos y por el Estado, que no es capaz de llegar a tiempo y en las condiciones que se requiere para solucionar los problemas. Por ejemplo, la pandemia y todo lo que tardaron las ayudas sociales el 2020 en llegar a la población. Eso va generando un germen de inconformidad que apareció mucho antes. Esta cosecha venía fraguándose.
En los temas colusivos, lamentablemente los gremios son un espacio enorme para poder coludirse. Y trabajan poco o nada en todo lo que son sus políticas para evitar el hablar de temas que son competitivos cuando se juntan a conversar de los temas gremiales.
«Me parece que hoy día no hay un control adecuado de las asociaciones gremiales»
¿Qué tipo de casos de colusión, en el escenario actual, podrían repetirse y por qué?
En Chile los rivales se conocen en todas partes. Los que son rivales asisten a los mismos colegios, universidades, clubes. Y hay que tener cuidado en el dónde y cómo se juntan. Distinto es juntarse a conversar en el club de golf a sentarse a conversar en la reunión mensual de la asociación gremial. Y estas deberían tener protocolos de lo que se puede y lo que no se puede hacer. Dejar todo grabado y disponible ante cualquier investigación de modo que no se conversen variables competitivas.
Pueden conversar, por ejemplo, de cómo se ve el escenario energético chileno o de cómo se ve el escenario mundial post pandemia. Pero cuando ya comienzan a conversar de cómo se viene la demanda o cómo vienen los costos, o más aún, de cuánto va a producir cada uno, eso es completamente anticompetitivo. Y hoy día me parece que no hay un control adecuado de las asociaciones gremiales.
«El problema de competencia está a nivel mayorista»
¿Considera pertinentes las medidas establecidas por el gobierno respecto del mercado del gas?
El problema que detectó la Fiscalía Nacional Económica, yo participé como asesor del estudio junto a otro colega, es que son tres empresas, los distribuidores mayoristas, las que llegan a la población, ya sea a través de distribución propia o una red que tienen con más de 5.000 distribuidores minoristas. Entonces, el problema de falta de competencia no está a nivel minorista, hay 5.000, está a nivel mayorista: hay tres.
Un mercado en el que en los últimos veinte años no han entrado nuevos actores y los que han entrado no han tenido más de un 2% de participación, nos hace encontrarnos con un escenario muy poco competitivo, con muy baja competencia y con muy baja posibilidad de que hayan nuevas entradas a nivel mayorista. Y, más aún, a nivel mayorista, los contratos que tienen con sus distribuidores proponen prácticas, algunas de fidelización, pero por sobre todo prácticas que evitan que vendan los productos de los rivales y lo que hacen es llevar la poca competencia a nivel mayorista y trasladarla a nivel minorista.
«Me parece que el cambio constitucional es tremendamente necesario»
En el marco de un nuevo gobierno y la nueva Constitución, ¿cuáles son los desafíos que podrían resolverse en el mediano y largo plazo?
Me parece que el cambio constitucional es tremendamente necesario. Diría que la Constitución de 1980, más allá de su génesis, de haber nacido en dictadura, es tremendamente desbalanceada en la parte de los derechos de las personas. No bajaba a terreno qué es lo que significaba el derecho a vivir. De vivir con salud, con educación, ¿a vivir en qué? Y esos derechos sociales no estaban en ninguna parte.
También, era una Constitución con el derecho de propiedad como el artífice de todo. Pero no puede estar este derecho por sobre los derechos sociales. Y esto nos transformó como sociedad, porque la Constitución al final te enmarca las leyes, el hacia dónde van los caminos del país. Y ella enmarcó una sociedad muy enfocada en el éxito económico, en donde todo se mira con cuántos viajes has hecho, en dónde pasaste tus vacaciones, de qué colegio saliste. Y no se mira a la sociedad como una que vive en la armonía de vivir juntos. Y eso es culpa de la Constitución.
Desde el punto de vista económico, la Constitución no dio espacio para trabajar el tema de la desigualdad, a diferencia del espacio que le dio al tema del crecimiento. Estamos hablando de desigualdad en el acceso a aquellas garantías básicas mínimas. Y esto nos lleva a ser un país que creció de manera desbalanceada y por eso pasó lo que tenía que pasar el 2019.