FEN-Formación Directiva: Conversatorio con destacados expertos dio el punto de partida al Diplomado Internacional de Derechos Humanos y Empresa

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Con un panel de expertos de primer nivel, se desarrolló el conversatorio sobre La situación de los derechos humanos en la actividad de las empresas en Chile: desafíos en un país que cambia”. Actividad con la cual el área de Formación Directiva de la FEN inauguró su Diplomado Internacional de Derechos Humanos y Empresa. Oportunidad en la que se reflexionó en torno al devenir de la implementación de los Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos (aprobados en el 2011); la Debida Diligencia de las empresas en materia de DDHH, ¿voluntariedad u obligación?; cómo ha ido incorporando la OCDE la debida diligencia en sus directrices, la ola regulatoria en Europa de la Debida Diligencia, el rol de los inversionistas, de los gobiernos, de los sindicatos, entre otras materias.

El panel, moderado por el director del diplomado, Yerko Ljubetic, contó con las intervenciones de Margarita Ducci, directora Ejecutiva de Red Pacto Global; Patricia Roa, oficial de Programación OIT Cono Sur; Roberto Morales, coordinador del Programa de Derechos Humanos de la Fundación Instituto Estudios Laborales, FIEL de la CUT, y Dante Pesce, fundador y director Ejecutivo del Centro Vincular de la Pontificia Universidad de Valparaíso, y ex miembro del grupo de trabajo de Empresa y Derechos Humanos de la ONU.

La apertura del evento estuvo a cargo del director de Vinculación con el Medio de la FEN, Mauricio Araneda, quien destacó la relevancia de esta nueva cátedra inserta en el proyecto de Educación Continua de la Facultad, señalando que está en armonía con el sello UAH: “Nuestra universidad no es neutra. Estamos sintonizados con las tendencias y preocupaciones tanto a nivel nacional como internacional […]. Hoy, el mundo nos demuestra que el entendimiento de los derechos humanos y la democracia es bien endeble”.

Y a nivel país, agregó, el proceso constituyente forjará un nuevo pacto social, no solo entre el Estado, sus ciudadanos y el mercado también en la relación del mercado y la sociedad civil. En este contexto, afirmó que plantearse la lógica: “Derechos Humanos y Empresa, a partir de la debida diligencia, es un punto de partida, en la cual las empresas generan valor compartido. Y en esa capacidad que tienen de poder empujar en  sus grupos de interés y su cadena de suministro, hay una capacidad que es importante que tienen las empresas que son protagonistas; no tan sola las empresas, sino las organizaciones públicas que, como empleadores, también tienen un rol importantísimo en este punto”.

Validez y futuro de los DDHH como referencia para la actividad empresarial

El conversatorio se dividió en dos grandes interrogantes planteadas por Ljubetic a las y los panelistas: si la ruta recorrida para poner en el centro el respeto a los derechos humanos como un punto de referencia, a partir del cual abordar la actividad de las empresas, sigue siendo un camino viable y cuáles deberían ser los principales elementos estratégicos que debiesen reforzar los actores incumbentes para estrechar este vínculo.

Para Pesce hasta ahora: “El 80% ha sido trabajar desde el lado de la abstracción, del deber ser, y el 20% se ha traducido en cómo implementar compromisos que tenemos desde el punto de vista de política pública, desde el punto de vista empresa. La propuesta es invertir: que el 20% se mantenga en el deber ser, abstracción, lo estándar, pero el 80% tiene que estar centrado en cómo enfrentar estas barreras y cómo poder focalizar en implementación con efectividad. Y ese es el desafío que tenemos por delante tanto de las políticas públicas, como de las acciones empresariales”.

Un avance, explicó, es que: “Sí es posible hacer un ejercicio de debida diligencia, internalizar los hallazgos, convertirlos en políticas, procedimientos, prácticas. Lo segundo, hay una aceptación general de los Principios Rectores, y en su corazón, la debida diligencia; ¿por parte de quiénes?: sindicatos globales, indígenas globales, empresariado global y el Consejo de Derechos Humanos por unanimidad, que representa a los gobiernos. Por lo tanto, es un punto ganado. Diez años atrás, ese consenso general no existía, hay una suerte de movimiento en esta dirección […]. El consenso, es no hacer daño […]. Y, a partir del ejercicio de debida diligencia, entender cuáles son esos impactos negativos”. Esto último, precisó, desde dos miradas: reparar el daño o prevenir los riesgos: “La lógica es que ambos son complementarios, eso sería la racionalidad”, aseguró.

A su juicio, los principales obstáculos para materializar los Principios Rectores son los gobiernos, los cuales: “No han generado el contexto habilitante. En general ha habido discontinuidad en las políticas públicas con los cambios de gobierno. No se lidera con el ejemplo desde el lado de las empresas estatales. Estoy hablando de la generalidad, puede haber una bajada a Chile también. Pocas empresas haciendo el ejercicio, pero casi nada de evidencia de la implementación y su efectividad”.

Es por ello que relevó la necesidad de expresar voluntad política: “Los Principios Rectores parten por decir las obligaciones de los estados en materia de derechos humanos y en su relación con las empresas. Se expresan en un marco de políticas públicas, bajo una lógica de más regulación o menos, más voluntariado o menos, pero esas expectativas están planteadas en un marco de políticas públicas y que viene del Estado y que refleja obligaciones estatales”.

Ducci, junto con felicitar la iniciativa del nuevo diplomado, fue muy clara en establecer que se debe: “Hacer un énfasis en el rol de los derechos humanos en las empresas por el momento que vive el mundo, como país de replantearnos hacia un mundo más sostenible […]. Sin duda que toda actividad productiva tiene un impacto en las personas, en la sociedad, en el medio ambiente, en el trato con colaboradores, proveedores clientes”.

Explicó que en Pacto Global (120 empresas asociadas) comenzaron a trabajar la debida diligencia: “Sobre todo, porque en Chile existen pocos casos de empresas que han realizado este ejercicio. Si tomamos el número, que tampoco es tan claro ni tan visible, pero en el orden de 48 procesos de debida diligencia en empresa, de los cuales, creo que 9 son de distintas operaciones de Codelco”.

En ese contexto, realizaron procesos de sensibilización sobre: “Las ventajas, beneficios dificultades, desafíos que requiere hacer este proceso, sobre todo preparando a Chile ante esta realidad mundial de países en Europa que ya lo han hecho obligatoria, que es una realidad que probablemente en algún momento nos va a llegar”.

Comparte que estos procesos requieren de voluntad política y reconoce que: “Cada vez más existe una sensibilización de la empresa de que efectivamente es un actor social, cada vez más está sintiendo que tiene un rol que cumplir […]. Este avance viene de los inversionistas. Cada vez más, los grandes grupos de inversores, están haciendo énfasis en que las empresas cumplan los factores de gobernanza, medioambientales y sociales”

Roa, en tanto hizo un recorrido por la historia de la OIT de tal manera de constatar que el tema de Derechos Humanos y Empresa: “Es la actualización vigente de un mandato histórico […]. En la fundación de la OIT (1919) está esta idea de que la paz universal y permanente solo podía lograrse   mediante la justicia social, y que condiciones de trabajo infrahumanas, indignas y miserables amenazaban justamente la paz universal”.

En esa perspectiva, recordó que para la OIT en los derechos humanos están los derechos fundamentales del trabajo.  Por lo tanto, precisó que la relación DDHH-Empresa: Tiene vigencia en la medida que esto es agenda de las empresas, pero cuando hablamos de empresa, hablamos de las organizaciones de trabajadores y de quienes dirigen la empresa”.

Es por ello que advirtió que: “Chile actualizará su plan de Derechos Humanos y Empresa. Habrá la promoción, pero si aquí no hay un acuerdo al interior de cada empresa entre trabajadores y empleadores, hasta que nos obliguen, no va a ser un asunto de progreso al interior de las relaciones laborales y, sobre todo, lo más importante es entender que la empresa está en una comunidad y que, por lo tanto, no es un conjunto ensimismado, hay una relación con la comunidad […]. Y cuando digo esto, no es solo un llamado de atención a los directivos de las empresas sino también es parte del pliego, de la propuesta de contrato colectivo. Si esto no está en el pliego tampoco es vida para las organizaciones sindicales”.

En ese sentido, saludó el diplomado, pues aborda esta materia no de lo abstracto sino como: “algo vivo al interior de cada organización”, destacando que el diálogo social: “requiere concurrir de buena fe, pero el diálogo tiene ciertas reglas que todos debemos aprender, entrenar y practicar. Tener la mayor cantidad de personas incidentes, en estos procesos, formadas y entrenadas es un gran avance. A veces es tan difícil llegar a sentarse a la mesa, pero luego sentarse a la mesa, dialogar y alcanzar acuerdos, es un arte.

Y dejó planteada una interrogante con un gran desafío: “¿Por qué Chile no decide insertarse en el mundo, competir, desplegar sus ventajas comparativas, promoviendo este compromiso más allá de la obligatoriedad de un tratado, de una directriz, de un convenio? Esto podría ser un sello de la manera en que Chile se inserta en el mundo”.

Morales hizo su intervención desde la mirada del activismo de derechos humanos en el mundo sindical, sosteniendo que: Debiéramos volver a valorizar a los actores sociales laborales. Los empresarios organizados y los trabajadores organizados tienen un rol fundamental que cumplir en esta lógica de diálogo social y construir una sociedad distinta, pero para eso se necesita diálogo social, idealmente tiene que estar institucionalizado. Así como la voluntariedad es un cuestionamiento, todos los consejos consultivos, son muchos, siempre están a la discrecionalidad de la persona que te convoca. Y ese es un dato que, en este país, es muy terrible”.

La Debida Diligencia entre DDHH y Empresa, aseguró: “Es trabajar por la dignidad de las personas. Y ese es un elemento que no se puede perder cuando se quiere abordar, profundizar sobre este tema […]. Uno puede trabajar solamente buscando la reparación, o buscando la sanción, que por cierto si no se cumple, hay que hacerlo, y tratar de que no vuelva a suceder, pero lo principal es que las cosas no pasen, porque cuando hay una vulneración de derechos humanos, hay personas que son afectadas, comunidades que son afectadas”.

Finalizó su intervención, señalando: “Una de las cosas que le pediría al mundo empresarial para empezar a cambiar un poco es que se recuerden que los derechos laborales y sindicales no son solamente derechos sociales. Son derechos humanos laborales que están escritos desde la Declaración Universal de Derechos Humanos para abajo. Entonces, si ellos asumen que son actores relevantes de la sociedad, el no dejar que un sindicato se constituya, estamos vulnerando no solamente un derecho social. Ahí, hay un tema de conceptualizando que hay que colocar”.

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