Por Pablo González, académico FEN – UAH.
Hace apenas unos días se publicaron los resultados de la Encuesta de Expectativas Económicas que el Banco Central de Chile realiza periódicamente. Hace una semana, cerca de 40 especialistas y actores económicos y financieros del país respondieron preguntas sobre qué esperan sobre el comportamiento de los precios en la economía, la Tasa de Política Monetaria, sus previsiones para el tipo de cambio, el nivel de producción, el Imacec, el PIB, qué pasará con el consumo y la inversión.
Si uno mira los datos, los resultados son bastante acordes a una economía que se comporta medianamente bien en términos del índice de inflación. A pesar de la historia reciente, vamos a converger hacia el año 2024 al 3%, dentro del rango meta del Banco Central; un tipo de cambio que va a estar subiendo, pero que no nos debería asustar en principio, dado el contexto de precios. Es un nivel de actividad en que, si bien se prevé que nuestra economía va a seguir estancada durante 2023, para 2024 parece comenzar la recuperación a tasas discretas, pero al menos positivas.
Sin embargo, la realidad transcurre muy rápido y los cambios son vertiginosos. Este fin de semana, el mundo quedó atónito con el conflicto en Medio Oriente y, en el campo económico, el jueves nos enteramos de que el proceso de convergencia de la tasa de inflación en Estados Unidos no es tan acelerado, manteniéndose aún en torno al 4% anual.
Las complicaciones por el escenario en Medio Oriente son varias: la posible escasez puede elevar el precio relativo tanto de alimentos como de la energía. Un nuevo frente de conflicto, en el cual Estados Unidos va a estar involucrado (aunque sea indirectamente) genera presiones para un aumento del gasto militar que ya venía abultado a nivel global por la guerra en Ucrania. Esto genera presiones inflacionarias a nivel internacional, especialmente si el conflicto se alarga, tal como prevé la mayoría de los analistas.
Una tasa de inflación resistente a bajar en Estados Unidos traerá nuevas presiones en la Reserva Federal a subir o mantener la tasa de interés, a fin de doblegar el comportamiento de los precios, incrementando las presiones al Banco Central de Chile para evitar la presión sobre el tipo de cambio y su posterior traslado a precios.
Si a eso le sumamos el debilitamiento de la economía china y las grandes dudas sobre su desempeño futuro, con el riesgo de un colapso en su industria inmobiliaria, el panorama externo es ya lo suficientemente complicado.
En la próxima Reunión de Política Monetaria las dudas van a ser muchas para los consejeros del Banco Central. Será importante esperar a la próxima Encuesta de Expectativas Económicas para ver si los actores siguen manteniendo sus previsiones respecto a una tasa de inflación que converja al 3% hacia fines del 2024.