Dictada por el académico FEN-UAH, Carlos J. García, la charla dio cuenta de los cambios que traerá el uso masivo de la Inteligencia Artificial y la Robótica en el mundo laboral. Todo en el marco de las actividades del Programa «Promueve», del Gobierno de Santiago y ejecutado por la Facultad de Economía y Negocios UAH.
En el marco de las actividades contempladas en el Programa “Promueve” – del Gobierno de Santiago (GS), aprobado por el Consejo Regional Metropolitano, y ejecutado por la Facultad de Economía y Negocios (FEN-UAH) y la Fundación de Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu) – se realizó la charla magistral: “Cambios en el mundo del trabajo: igualdad de oportunidades en el acceso a los nuevos desafíos y empleos”, dictada por el académico de la FEN, Carlos García.
En el evento participaron representantes de municipios, entidades privadas y de organizaciones sociales de las distintas comunas que conforman la Región Metropolitana (RM). Se realizó el pasado 30 de agosto en dependencias de la UAH y tuvo como objetivo: “Generar conciencia sobre los efectos y desafíos de los próximos cambios digitales y tecnológicos en el mundo del trabajo, y como los organismos empleadores contribuyen en la promoción de la igualdad de género en el desarrollo laboral”. Cabe señalar que el Programa Promueve: “…busca la reintegración de mujeres al mundo laboral de manera justa y sostenible, con énfasis en el fortalecimiento de oportunidades laborales, empleabilidad, corresponsabilidad empresarial y parental e intercambio de servicios de cuidados, propiciando las condiciones necesarias para garantizar su autonomía económica, fomentando el empleo de mujeres en todas las comunas de la RM”.
Con el académico, Carlos García, profundizamos los temas abordados en esta charla sobre el avance vertiginoso de la Inteligencia Artificial (IA) y la Robótica, y cómo ambas están cambiando el mundo laboral, afectando, principalmente, los puestos de trabajo en mercados como los de Call Center y Retail, los cuales, de acuerdo a las estadísticas, son ocupados mayoritariamente por mujeres. A esto se suma el persistente fenómeno de la desigualdad de género en el acceso a la fuerza de trabajo, acrecentada además por las tareas de cuidado que asumen las mujeres, obligándolas muchas veces a salir del mercado laboral, perdiendo así oportunidades para desarrollar, por ejemplo, competencias tecnológicas.
“No es que sean las mujeres más afectadas por ser mujeres, sino que la Robótica y la Inteligencia Artificial están afectando más a un grupo intermedio de laborales, de tipo de trabajos. Por ejemplo, call center; trabajos que están en el rango intermedio. Las mujeres por un tema de dejar la fuerza de trabajo en ciertos momentos, están en ese rango de trabajo, por ejemplo, asistentes, retail. Y eso ocurre porque la mujer, a pesar de haber pasado por el colegio, universidad y obtener grados académicos, sale a veces del mercado laboral por cuidar a los niños, cuidar a los padres, etcétera, y vuelve y no alcanza a tener ese desarrollo. Entonces, su capital de trabajo se deprecia”, argumenta García.
Es por ello que valora el Programa Promueve en términos que es un espacio útil, que se debe aprovechar, instando a las mujeres a incorporar: “…estas tecnologías para evitar ser desplazadas del mercado laboral. Es una alerta que hay que tomársela en serio”, advierte.
Ahora bien, agrega García, es cierto que estas herramientas también van ganando terreno en otros sectores: “Se están usando tecnologías para predecir variables económicas, entonces los economistas, ingenieros comerciales también van a perder terreno. Hay muchas áreas donde están entrando. Nos están invadiendo en todos los terrenos. Por ejemplo, en la medicina: se está demostrando que la Inteligencia Artificial es mucho más precisa en determinar enfermedades que los médicos. Los robots, como tienen incorporada Inteligencia Artificial, cada vez más se comportan como seres humanos; pueden ser usados para cuidarnos, cuidar a los que tienen problemas de discapacidad, etcétera o pueden ser mandados a hacer tareas que son peligrosas, en la Minería, en la guerra”.
Con todos estos antecedentes, es evidente que el desarrollo de estas tecnologías ha sido sorprendente: “En los últimos 10 años ha sido extraordinario el avance y se espera que sea parecido a lo que ocurrió con las importaciones provenientes de China, es decir van a penetrar los mercados, la economía en forma rápida y masiva”, augura el académico.
Consultado sobre posibles comparaciones con la primera Revolución Industrial, García es categórico: “En la Revolución Industrial hubo, efectivamente, unos reemplazos de máquinas por empleo, pero la revolución industrial fue diferente. Muchas veces fue complementaria al trabajo. Por ejemplo, la electricidad, en el sentido de que cuando se empezó a electrificar el sistema industrial, se crearon muchos puestos de trabajo en función de eso. También, por ejemplo, con el ferrocarril. Y también ayudó mucho que se fortalecieran los sindicatos. Entonces en ese proceso se permitió que los beneficios de las tecnologías se repartieran en forma más masiva y democrática en las sociedades”.
Sin embargo, en este nuevo escenario: “El temor con estas tecnologías es que eso no ocurra, porque pertenecen a empresas, a grupos muy cerrados. Entonces, eso puede ser complejo en el sentido que los beneficios de estas empresas no, necesariamente, están pensadas para ser compartidas por el resto de la población”.
Una arista que ha surgido con el avance de la IA guarda relación con la ética, con los límites: “Eso es un debate en el momento actual”, confirma, explicando que China, Estados Unidos y Europa tienen distintos enfoques: “Europa ha sido más dura en el tema de la Inteligencia Artificial, sobre todo con las responsabilidades. En ese sentido, hay que establecer bien si vamos a proteger o no ciertos trabajos, si vamos, por ejemplo, a cobrar impuestos a estas máquinas. Son empresas a las que nadie cobra por hacer las cosas que hacen. Hay temas económicos y de responsabilidad; si usted tiene uno de sus programas y alguien hace algo malo con eso, alguien tiene que responder”.
Por lo tanto, poner también énfasis en el uso que se les dé a estas tecnologías resulta de vital importancia. De hecho, ya se ha visto que programas de IA pueden crear rostros de personas que no existen, levantando perfiles falsos, pero: “También es peligroso para la democracia; pueden inventar mentiras. Un candidato Presidencial puede usar esta tecnología para inventar una mentira que puede ser muy creíble, que la gente lo crea y gane elecciones, por ejemplo. Y hay robots que en estos momentos están siendo utilizados para fines militares. Todo esto se pone peligroso con la Inteligencia Artificial, porque en el fondo es un ser humano entre comilla muy inteligente detrás de estas máquinas (…). Una vez leí una noticia que un par de computadores se pusieron a conversar entre ellos en un idioma desconocido, ¿qué cosas se dijeron?, no lo sé”.
Es por ello que insiste en la relevancia no solo de inyectar recursos en la formación y capacitación de la fuerza laboral también en la necesidad de dictar leyes que establezcan los límites: “Meter recursos en la formación de personas, que no sean cosas básicas, sino que meterle tecnología y también para que estas instituciones de la sociedad funcionen con una adecuada legislación en relación a la Robótica e Inteligencia Artificial, en el sentido de que se establezcan bien los límites de estas nuevas tecnologías”, son los desafíos planteados por García.