Informalidad laboral en Chile

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La informalidad laboral es un fenómeno común, particularmente en economías en desarrollo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que más de dos billones de personas están empleadas de informalmente, cifra que representa el 61.2% del empleo total (1).

Por Mauricio M. Tejada, PhD. en Economía, Georgetown University, EE.UU., académico FEN UAH.

Publicado en revista Observatorio Económico Nº 131, 2018.

Para la OIT un trabajador es considerado informal si al ser asalariado o del servicio doméstico no cuenta con cotizaciones de salud ni previsión social, o si es un familiar no remunerado del hogar, trabajador por cuenta propia o empleador propietario de una empresa del sector informal. Este es aquel sector productivo cuyas empresas típicamente operan a pequeña escala, tienen un nivel bajo de organización y no están conformadas como una corporación legalmente constituida. Para tener una idea comparativa a nivel mundial, los países africanos y árabes son los que tienen los índices más altos de informalidad (86% y 69% del empleo total, respectivamente), en tanto que las américas (incluido Estados Unidos) muestran un índice de informalidad del 40% (para Latinoamérica y el Caribe esta cifra alcanza 53%). Chile junto con Uruguay está entre los países con menores niveles de informalidad en la región (40.5 y 24.5% del empleo total, respectivamente) (2).

Una manera de interpretar el empleo informal es considerarlo como una forma de desempleo oculto o un empleo residual donde terminan personas que pudiendo estar en un empleo formal no pueden conseguirlo. Una visión alternativa y más reciente de la informalidad es considerarla como el resultado de una decisión óptima de los trabajadores al comparar trabajos formales e informales y sus características. En otras palabras, en este caso los trabajadores elegirían voluntariamente un empleo informal. Ambas perspectivas conviven dentro del empleo informal y cada una de éstas está probablemente asociada a ciertos tipos de trabajadores con respecto a sus niveles de educación y salarial (3).

Más allá de la forma en que se perciba al empleo informal, no cabe duda de que para una gran parte de la población este tipo de trabajo es altamente precario y riesgoso, ya que los trabajadores no están amparados por el código laboral y están excluidos del sistema de seguridad social (seguro de cesantía, pensiones, salud, etc.). Por esta razón, los recientes incrementos en la tasa de informalidad en Chile han generado preocupación e interés por parte de analistas y de la opinión pública en general. En efecto, y de acuerdo con los datos de la OIT, la tasa de informalidad (4) se incrementó en 8.3% entre el 2013 y el 2017 (representando esto más de 250 mil trabajadores), y actualmente se encuentra ligeramente por debajo de los niveles que alcanzó en 2010, post crisis sub-prime (ver Figura 1).

No obstante, cabe señalar que este fenómeno no es nuevo y está relacionado con el comportamiento del mercado laboral en los ciclos económicos (aquellos períodos de recesiones y expansiones económicas). En efecto, las fluctuaciones de la tasa de desempleo durante los ciclos económicos en economías con alta o baja informalidad son en general similares, la gran diferencia radica en que en las primeras existe un alto movimiento de trabajadores entre empleos formales e informales. En particular, si bien la tasa de desempleo se mueve en dirección contraria al ciclo económico (en recesiones o caídas en la tasa de crecimiento , la tasa de desempleo tiende a aumentar), la proporción de empleos formales se mueve en la misma dirección que el ciclo (en recesiones ésta tiende a caer) (5). La Figura 1 muestra que éste pareciera ser el caso en el Chile más reciente. En efecto, mientras el Producto Interno Bruto redujo fuertemente su ritmo de crecimiento desde 6% en 2011 a niveles cercanos a 1% en 2016 y 2017, la tasa de informalidad inició una senda creciente a partir de 2013.

¿Pero más allá del ciclo económico, quiénes son los trabajadores informales en Chile y qué características tienen? De acuerdo con las nuevas mediciones del fenómeno de la informalidad de la Encuesta Nacional de Empleo, hacia finales 2017 la proporción del empleo total trabajando de manera informal alcanzo un 30%, en tanto que la ocupación en el sector informal fue de 17%. Las mujeres tienen una incidencia ligeramente más alta de la informalidad, con una tasa que alcanza a 31.1% (comparado con la de los hombres que es de 28.6%).

No obstante, en los trabajos informales son los hombres los que están sobre representados (55.8% del total del empleo informal). Adicionalmente, la incidencia de la informalidad es más importante en la juventud (entre 16 y 20 años) y a partir de los 60 años (la tasa de informalidad supera 40% en ambos casos). Lo anterior es relevante en un contexto en el cual se está discutiendo la posibilidad de extender la edad de jubilación como uno de los mecanismos para aumentar las pensiones. Como en el agregado, son las mujeres las que tienen mayor incidencia independientemente de la edad (ver Figura 3). Por otro lado, es más probable que los trabajadores educados estén empleados en puestos de trabajo formales. En efecto, la tasa de informalidad de los trabajadores menos calificados, esto es sin educación o con solo educación primaria y aquellos con educación secundaria, alcanza a 45 y 25%, respectivamente y este grupo representa más del 80% de los trabajadores informales.

La distinción por edad arroja los mismos resultados mencionados antes: mayor incidencia para jóvenes y trabajadores sobre los 60 años (ver Figura 4). Para estos trabajadores, la fuente más común de informalidad es el trabajo por cuenta propia y este fenómeno se ve exacervado con la edad (con tasas de informalidad que alcanzan incluso 60%, ver Figura 4). Esto puede ser el resultado de una combinación entre la acumulación de experiencia y de que a medida que pasan los años no solo los trabajos asalariados formales se tornan esquivos, sino que también lo hacen los trabajos asalariados informales (6).

El ingreso promedio (en la actividad principal) de un trabajador formal hacia fines de 2017 fue de alrededor de 599 mil pesos al mes, en tanto que de uno informal fue sólo 255 mil pesos. Esto significa que los trabajadores formales ganaron en promedio casi 2,5 veces lo que ganó uno informal. Las brechas de ingresos para hombres y mujeres entre el sector formal y el informal fueron 2.1 y 2.8. Es destacable además que las brechas salariales entre hombres y mujeres están exacerbadas en el empleo informal. Mientras los hombres ganaron 23% en promedio más que las mujeres en el sector formal, ellos ganaron 60% más que ellas en empleos informales (Ver Figura 5). Finalmente, la tasa de informalidad decrece a medida que aumentó el nivel de ingreso laboral (ver Figura 6). En efecto, en el primer y segundo deciles de ingreso más bajos la tasa de informalidad alcanza a 80 y 60%, respectivamente, y es básicamente desempleo oculto o empleo residual. En contraste, en los dos deciles de ingreso más altos la tasa de formalidad supera 90% y es en este último grupo en el que es más probable que prime el enfoque voluntario de la informalidad.

En suma, si bien es altamente probable que el incremento reciente en la tasa de informalidad se deba al efecto ciclo económico, es importante no perder de vista, de cara a la discusión actual sobre las reformas al sistema de pensiones, que ciertos tipos de políticas laborales, como impuestos puros al trabajo y ciertos tipos de redes sociales del tipo no contributivas, tienen el potencial de incrementar de manera permanente la informalidad.


1. ILO (2018): Women and men in the informal economy: A statistical picture. Third edition.
2. A partir del trimestre móvil julio-septiembre de 2017 el INE implementó un conjunto de nuevas preguntas al cuestionario de la Encuesta Nacional de Empleo con el fin de contar con medidas más precisas del empleo informal. Hacia fines de ese año, la estimación de la tasa de informalidad del INE fue de 30%.
3. Bosch y Maloney (2010), en “Comparative analysis of labor market dynamics using Markov processes: An application to informality”, encuentran evidencia para Argentina, Brasil y México que para una parte importante de los trabajadores por cuenta propia prevalece el enfoque voluntario del sector informal, en tanto que para los trabajadores asalariados informales el enfoque de trabajo residual parece ser el más importante.
4. La tasa de informalidad se define como empleo informal en proporción del empleo total.
5. Bosch y Estaban-Pretel (2012) en “Job creation and job destruction in the presence of informal markets” encuentran que buena parte de las fluctuaciones en el ciclo económico de Brasil

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