Matías Geraldo, estudiante de Ingeniería Comercial, comparte su experiencia de intercambio en la Universidad Loyola, Andalucía

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Salir de la zona de confort, abrir la mente a nuevas culturas y crecer en el camino. Eso fue lo que impulsó a Matías Geraldo, estudiante de Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios de la UAH, a vivir una de las aventuras más transformadoras de su vida: un intercambio académico en la Universidad Loyola, en Sevilla, Andalucía.

Un salto hacia lo desconocido

Matías tenía claro que quería vivir algo diferente, desafiarse y descubrir nuevas formas de aprender y de ser.
«Quise salir de mi zona de confort, retarme a mí mismo y crecer en el camino», recuerda.

Eligió la Universidad Loyola sin conocer demasiado sobre ella ni sobre Sevilla. Para él, la oportunidad estaba justamente en lanzarse a lo desconocido y dejarse sorprender: «Eso fue lo que me atrajo: vivir algo completamente nuevo».

Vivir sin expectativas para sorprenderse en cada paso

Desde el primer momento, Matías decidió viajar sin expectativas, con la mente y el corazón abiertos. «No quise esperar nada, para poder disfrutarlo todo. Cada momento fue una sorpresa, y cada sorpresa fue positiva», cuenta.

En la Universidad Loyola encontró un ambiente acogedor y lleno de energía, donde los profesores y compañeros/as lo hicieron sentir parte desde el primer día.

Redescubrir pasiones y abrir nuevos caminos

El intercambio no solo le permitió conocer una nueva cultura, sino también redescubrir su pasión por la economía: «Ver cómo se vive la economía de manera tan práctica y profunda despertó algo en mí. Ahora la miro con más pasión y claridad que nunca».

Las materias que cursó no solo complementaron su formación académica, sino que también le regalaron nuevas miradas sobre su carrera y su futuro profesional.

Amistades, redes y desafíos que transforman

Uno de los mayores regalos de esta experiencia fueron las amistades y redes que construyó: «Conocí personas increíbles, estudiantes y profesores que dejaron una huella en mi camino académico y personal».

Enfrentar el desafío de estar solo en un país desconocido fue, para Matías, una de las vivencias más valiosas: «Me fui sin conocer a nadie, con solo mis ganas de enfrentar lo desconocido. Y gracias a eso, crecí más de lo que imaginé».

Una invitación a atreverse

Para quienes están pensando en vivir un intercambio, Matías tiene un mensaje claro: «¡Sí, sí y mil veces sí! Es una experiencia única que te transforma, te conecta contigo mismo y te muestra de lo que eres capaz».

Su consejo: pensar desde el corazón qué se busca vivir, y construir el viaje a partir de ese propósito.

Hoy, si tuviera la oportunidad, Matías no dudaría en repetir la experiencia: «¡Sin pensarlo un segundo! Fue algo que marcó mi vida, y la repetiría mil veces más».

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