Proyecciones económicas del 2019: Cuestión de probabilidades

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Dar un número preciso frente a un escenario incierto, es muchas veces, no solo una proyección infructuosa, sino que además refleja una excesiva ambición respecto de un fenómeno que nunca se sabrá con certeza. En cambio, dar probabilidades, es más certero y también más humilde, sobre todo si queremos proyectar no solo la trayectoria de la economía chilena sino también del mundo.

Por: Carlos J. García, Ph.D. en Economía, University of California (LA), EE.UU. Académico FEN-UAH

Publicado en revista Observatorio Económico Nº 137, 2019.

Hace algunos días, a mi hija Graciela (13) le enseñé el siguiente ejemplo matemático: si uno tiene cuatro bolitas en una caja, tres son rojas y una es azul, entonces el porcentaje de bolitas azules en el total de bolitas se calcula por la razón entre el número existentes de bolitas azules y el total de bolitas, rojas y azules incluidas, es decir, uno sobre cuatro (=1 bolita azul /4 bolitas azules y rojas) o 25%. Enseguida le pregunté: ¿Cuál es la probabilidad de sacar una bolita azul? A lo que ella con sus profundos ojos cafés me respondió: “pero papá, es muy sencillo, ¡es un 25%!” Además del natural orgullo por las habilidades matemáticas de mi hija, ilustra claramente la forma en que debemos tomar las proyecciones no solo de las bolitas dentro de una caja, sino las económicas también.

Me explico: dar un número preciso frente a un escenario incierto, es muchas veces, no solo una proyección infructuosa, sino que además refleja una excesiva ambición respecto de un fenómeno que nunca se sabrá con certeza. En cambio, dar probabilidades, es más certero y también más humilde, sobre todo si queremos proyectar no solo la trayectoria de la economía chilena sino también del mundo, por la interconexión de nuestra economía con otras muchas economías.

Bueno, considerando esta breve introducción sobre probabilidades básicas, ¿en cuánto crecerá la economía chilena este año? Será de un 3,5%, para que el Ministro de Hacienda Felipe Larraín, según sus propias palabras, duerma tranquilo. Supongamos que existen diferentes bolitas, unas marcadas con porcentajes que la economía crecerá sobre el 3% o por debajo del 3%, sin embargo, no sabemos con certeza cuántas bolitas están marcadas con un crecimiento mayor a 3% y cuántas están marcadas con un crecimiento menor a 3%. ¿Cómo podríamos decidir sino tenemos una forma precisa de definir ni el número total de bolitas ni el número de cada tipo, para hacer el cálculo que realizó Graciela?

Una forma sería buscar un procedimiento para encontrar o sustituir esta información. Por ejemplo, tirar una moneda al aire para hacer el cálculo de cuál será la probabilidad que la economía crezca por sobre el 3% y que asegure el buen sueño del Ministro de Hacienda. Sabemos que, si la moneda está perfectamente equilibrada, nos indicará que ambos resultados, crecer más o menos de un 3%, tiene cada uno un 50% de probabilidades. Esto porque, si uno tiene algo de tiempo y puede lanzar la moneda al aire unas 100 mil veces se dará cuenta que aproximadamente la mitad de ella será cara y la otra sello. Algunas veces, podrán acumularse más cara que sello, y viceversa, pero al final estarán distribuidas más o menos en forma pareja. Una probabilidad de 50%, también nos indica una igual probabilidad que ocurran ambos elementos, nos entrega un criterio para definir si algo es más probable o no. Así diremos que un evento es menos probable si se está por debajo de 50%.

El método de la moneda parece ser no muy interesante, pero ilustra algo fundamental en nuestra discusión: debemos tener algún un mecanismo, que jugando el rol de la moneda, nos indique si un resultado es más o menos probable.

Es en este punto en el que necesitamos a los economistas, con sus modelos y estimaciones, quienes, se supone, estudian el funcionamiento de la economía y de los incentivos que tienen los diferentes agentes económicos. Sin entrar en complicaciones, los modelos macroeconómicos tienen tres ingredientes cruciales que determinan sus resultados; el comportamiento del pasado de la economía chilena, la forma en que los agentes económicos van incorporando la nueva información y el funcionamiento de la economía internacional, en especial su trayectoria futura esperada, de nuevo las probabilidades de diferentes escenarios alternativos. En este aspecto, se consideran algunos elementos claves como el crecimiento de los principales socios comerciales (EEUU, Europa, Japón y por supuesto China), el precio de cobre, el petróleo y la política monetaria estadounidense.

Empecemos con el desempeño de la economía en el pasado reciente. En este aspecto, podemos entender esta información de la siguiente manera. Si la economía tuvo un desempeño razonable en el pasado, en este caso un crecimiento de 4% el 2018, debemos preguntarnos si acaso las condiciones que produjeron esa cifra se mantienen aún vigentes, o no. Si nada nuevo ocurriera y el 2019 fuera similar al 2018, un modelo macro razonable reduciría fuertemente, el número de bolitas con un crecimiento por debajo de 3%, indicando que la probabilidad de un crecimiento por debajo es poco probable, definido anteriormente si se está por abajo o encima del 50%.

El problema, sin embargo, es el opuesto; el 2019 está resultando muy diferente al año pasado. Por tanto, no podemos eliminar tan fácilmente el número de bolitas marcadas con un crecimiento por debajo de 3%. En especial porque las señales desde la economía internacional son las que los analistas de mercado las definen por “mixtas”, es decir, algunas son buenas y otras malas, pero con unos pequeños grandes detalles: la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, que ya tuvo su primera baja por el lado chino, el gigante de la telefonía celular Huawei, las expectativas negativas a nivel mundial y que el crecimiento potencial de la economía mundial es más bajo que el observado en los últimos cuatro años.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe de abril de 2019, el World Economic Outlook, que entre paréntesis es uno de los informes periódicos más serios y creíbles que se hacen a nivel mundial, indica que si bien el crecimiento planetario tuvo un auge que duró casi dos años, la expansión se frenó en la segunda mitad de 2018. La actividad se suavizó en medio de un aumento de las tensiones comerciales y las subidas arancelarias entre los Estados Unidos y China, una disminución de la confianza empresarial, un endurecimiento de las condiciones financieras y una mayor incertidumbre de las políticas en muchas economías.

Así la economía mundial después de crecer cerca de 4% en 2017 y mantenerse fuerte, en 3,8% en la primera mitad de 2018, bajó a 3,2% en la segunda de ese año. Según el FMI existe una probabilidad por sobre el 50%, que la economía mundial repita este último resultado el 2019.

¿Qué podría explicar esta desaceleración mundial? El primer candidato es sin duda la guerra comercial entre EEUU y China. La explicación necesita considerar algunos números clave y la definición de promedio. Veamos: las economías avanzadas no superan normalmente un crecimiento del 3%, incluso un 2,5% sino se considera a los Estados Unidos. Por otro lado, las emergentes crecen por sobre el 4%, pero básicamente impulsadas por dos grandes economías -China y luego India puesto que zonas como América Latina están en un pobre 1%, por el desempeño de países como Argentina, Venezuela y Brasil.

En resumen, el crecimiento promedio del mundo, la suma de las economías avanzadas y las emergentes ponderadas por su participación en el PIB mundial, depende crucialmente de los resultados que se obtengan en EEUU y en China. Por esto mismo, la guerra comercial entre estos países es de suma negativa, ambos pierden y con esto nosotros.

Un elemento adicional, que no ha tenido la propaganda de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, es que los economistas consideran que el buen crecimiento mundial de los últimos dos años fue solo cíclico. En otras palabras, que fue producto de elementos extraordinarios, pero no permanentes. Esto es crucial porque indica que claramente el 2019 será peor que el 2018. Es decir, el 2019, el número de bolitas marcadas con un crecimiento menor a 3% en vez de caer debería subir. Detengamos el análisis un poco, para explicar más en detalle las diferencia entre cíclico y potencial. Los economistas consideran que existe una tendencia para el crecimiento no solo de mundo sino de cada economía que llaman potencial, y que es determinado positivamente por elementos como la productividad, la inversión y el crecimiento de la población. Por esta razón, se hace énfasis en la productividad, esta genera más crecimiento y es permanente en el tiempo. En torno a este crecimiento, fluctúan en forma cíclica las economías, por shocks internos y externos de diferente índole, así un crecimiento cíclico es un resultado transitorio que se da fuera de esa tendencia y que a medida que esos shocks desaparecen, la economía volverá ineludiblemente a su tendencia de mediano y largo plazo.

En Chile, el crecimiento del PIB el primer semestre del 2019 respecto del mismo período del año anterior fue solo de un 1,9% (dato desestacionalizado, el efectivo fue un 1,6%), muy por debajo del dato del 2018 que fue un 5,2%. El consumo privado, el gasto del Gobierno y en especial las exportaciones explican este magro resultado el 2019, cayeron en un 1,2%. Por otro lado, el Banco Central -nuestro campeón en la lucha contra la inflación- no da señales que subirá la tasa de política monetaria, dando a entender que la inflación está más que controlada a pesar de los cálculos del INE. Digo esto porque la incertidumbre respecto a los datos efectivos de inflación, están bajo escrutinio público después de las acusaciones de manipulación por parte del Director del INE, Guillermo Patillo, y estarán por mucho tiempo en esta condición hasta que se recupere la confianza en esta institución.

En definitiva, todo parece indicar que el número de bolitas marcadas con un crecimiento bajo 3% son mayores que las marcadas con un crecimiento por sobre 3%. En la medida que se intensifique la guerra comercial de los Estados Unidos y China y esto afecte las expectativas de los empresarios, en conjunto que la economía retorna más rápidamente que los esperado a su crecimiento potencial en Chile y el Mundo, podemos decir que más probable, es decir, estamos por sobre el 50% de probabilidad, que Chile crezca menos del 3%. Todos los elementos indican en definitiva que el número de bolitas marcadas con un crecimiento menor al 3% son mayores que en el caso contrario.

Esto último no indica que no se pueda alcanzar la meta de crecimiento que dejará dormir tranquilo a nuestro Ministro de Hacienda, pero que claramente, dado el contexto internacional, que es más probable que su sueño sea bastante más agitado este 2019.

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