Revolución Industrial 4.0: la tecnología como constructo social

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El pasado viernes 11 de diciembre finalizó el “Diplomado en Gestión Sindical”, certificándose 68 dirigentes(as). El curso corresponde al “Fondo de Formación Sindical y Relaciones Laborales Colaborativas” de la Subsecretaría del Trabajo, cuya ejecución fue adjudicada a la FEN con el respaldo del Centro de Organizaciones y Relaciones Laborales (COR-UAH).  En las clases –realizadas vía remota- se entregaron herramientas metodológicas para mejorar la gestión sindical de las relaciones laborales y diálogo social en el contexto de los desafíos del mundo del trabajo.

La ceremonia de clausura estuvo coronada por la charla magistral del académico del Diplomado en Gestión Estratégica de las Relaciones Laborales UAH, Fredy Valdovinos. En su exposición analizó las transformaciones tecnológicas que han revolucionado las formas de producción y las relaciones laborales y sociales a lo largo de la historia de la humanidad, centrándose en la denominada “Revolución 4.0” (que actualmente sacude los cimientos socio-económicos en los que está fundamentándose el desarrollo de los países), y el papel que puede jugar el diálogo social en nutrir, a estos cambios tecnológicos, de sentido humano y sustentable, de tal manera de que los actores sociales sean protagonistas del modelamiento de la sociedad que queremos.

La “Revolución 4.0”, explicó, introduce el concepto de “Manufactura o Industria Inteligente, que utiliza inteligencia artificial, analiza datos de Big Data, utiliza impresoras 3D, la internet de las cosas y energía renovable como una base de transformación mayor”. Todo ello está propiciando un impacto: “…tan grande como el de la primera Revolución Industrial”, pese a que aún no se resuelven problemas atávicos como la tensión entre flexibilidad y precariedad laboral; entre vida laboral y vida personal; entre polifuncionalidad y especialización.

Siguiendo su análisis, señaló que hoy se habla del “proceso productivo aditivo”, colocando como ejemplo el nivel que han alcanzado las impresoras 3D capaces de producir piezas metálicas para medios de transporte e incluso electrodomésticos. Ante estos avances, han surgido los “tecno-optimistas” versus los “tecno-pesimistas” respecto del futuro del trabajo; reconversión versus destrucción de puestos de trabajo.

Sin embargo, en este punto se detuvo Valdovinos al explicar también otro concepto: la “Socio-Materialidad” implícita en la tecnología, entendiéndola como: “Un proceso social. Puede ser física, por eso es material; puede, efectivamente, una impresora 3D ser concreta, pero para que esa tecnología se introduzca en los procesos y sea exitosa requiere de la motivación y de la validación humana […]. Debe adaptarse a las necesidades de la sociedad, organizaciones y de las personas”.

De ahí, que aseguró: “La tecnología, desde mi punto de vista, no es un hecho de la causa, sino que es un constructo social […]. Lo que hace la tecnología es resultado de las interacciones entre las personas y la forma en que, esas personas, se ponen de acuerdo para usar la tecnología […].  La validación social es la que le va a dar sentido y propósito a la tecnología”. Y la manera más idónea para legitimarla es mediante el diálogo social; es la herramienta que le dará propósito humano y sustentable al proceso de transformación tecnológica: “Si no la utilizamos, lo más probable es que se produzca siempre contraposición y que los fenómenos tecnológicos ocurran por al lado nuestro y tengamos que padecerlos”, sentenció Valdovinos.

Y la importancia, concluyó, de incorporar el diálogo social en estos procesos de cambios tecnológicos radica en que todos los actores involucrados en las relaciones laborales: “Vamos a ser protagonistas del modelamiento que nuestra sociedad va a tener en el futuro cercano y a largo plazo”.

 

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