“Mejorando las relaciones laborales, desarrollo y escalamiento del sistema de fomento del diálogo social en las organizaciones”, ese fue el punto de apertura, a cargo del decano de la FEN, Eduardo Abarzúa, del conversatorio en torno al rol del Diálogo Social (DS) tanto en las relaciones laborales como en el rango constitucional que debiese tener a partir del inicio del debate de los 155 miembros de la Convención Constitucional que tendrán la tarea de redactar la nueva Constitución Política.
La actividad fue organizada por el Centro de Organizaciones y Relaciones Laborales (COR), instancia compuesta por la Facultad de Economía y Negocios y la Facultad de Psicología. Junto con el decano Abarzúa participaron como panelistas: Humberto Villasmil, especialista Principal en Normas Internacionales del Trabajo y Relaciones Laborales de la OIT Cono Sur; Yerko Ljubetic, abogado laboralista, miembro del COR y Tamara Muñoz, vicepresidenta de Formación Sindical y Capacitación de la CUT Chile.
El referente de la exposición de apertura se basó en el sistema de fomento del diálogo social denominado “Índice de Diálogo Social (IDIAS)”, proyecto ejecutado por investigadores de la FEN y de la Facultad de Psicología al alero del COR, y financiado por el Fondef de la ANID. Se trata de un instrumento inédito que mide los grados de diálogo al interior de las organizaciones. Estructura, de manera científica, las condiciones que facilitan y lo promueven. Además, entrega herramientas para que sean los mismos empleadores, trabajadores, quienes determinen las estrategias para aumentar y profundizar sus espacios de colaboración y resolución conjunta de problemas propios de las relaciones laborales. El IDIAS ha sido validado por empresas, sindicatos e instancias gubernamentales.
Las desigualdades son las que reclaman Diálogo Social
El decano Abarzúa sostuvo que: “Cuando uno mira espacios de trabajo, trabajadores y empleadores chilenos carecen de una cultura de Diálogo Social sólida y no existen diseños institucionales ni incentivos que lo promuevan”. En ese sentido, enfatizó que, precisamente, en los lugares de trabajo: “…es donde la democracia se entrampó con la ciudadanía […]. Son nuestras desigualdades las que reclaman diálogo social que es un derecho a valorar y reconocer, que permite construir futuro, que permite también imaginar colaboración que se construye en los espacios más primarios como lo son los espacios laborales. Y es ahí también donde se producen diferencias: no vislumbramos los espacios de trabajo como espacios de construcción de proyecto común que aporta a la democracia y al desarrollo de sociedades sostenibles”.
Los pilares del DS fructífero, a juicio de Abarzúa son: organizaciones de empleadores y trabajadores fuertes e independientes con firme voluntad política de dialogar; respeto de los derechos a la libertad sindical y negociación colectiva y el apoyo del Estado asumiendo un rol activo.
Sobre la relación DS y Constitución Política, Abarzúa fue claro en sostener que el ajuste de la articulación entre Estado – mercado y sociedad tiene que estructurase con: “…metodologías que deberían estar basadas en diálogo y reconocimiento […]. El diálogo social necesita tener un reconocimiento en la nueva Constitución Política porque es un mecanismo de mínimo reconocimiento a los actores, que se reconozca que hay actores distintos y además instala un modo de convivencia de aceptar y procesar diferencias”.
OIT: Diálogo Social y políticas públicas
Villasmil, calificó el DS como: “La llave maestra de un modelo democrático de relaciones laborales; y es social por los actores que vincula y es social porque se vinculan también con políticas públicas”, afirmando que las relaciones que se dan en el mundo del trabajo implican: “…la primera experiencia de los derechos de ciudadanía”.
Ahora bien, separó aguas diferenciando “proceso” de “procedimientos” de DS: “El procedimiento del diálogo suele tener idas y venidas y cuando se interrumpe termina desprestigiándose el diálogo como idea misma. El proceso es continuo, no se va a acabar nunca porque, lo menos que cabe aspirar es que las relaciones laborales democráticas no solamente no se terminen, sino que se vayan perfeccionando”.
En ese sentido, acotó que siendo la OIT una instancia que promueve el diálogo tripartito, el objetivo es que: “representantes, de los trabajadores, de los empleadores, colaborando en pie de igualdad con los representantes de los gobiernos, participen en discusiones libres y en decisiones de carácter democrático a fin de promover bienestar común. Y no se puede promover bienestar común si no se involucran políticas públicas”.
Diálogo Social y las aspiraciones del mundo sindical
Para Muñoz, desde el mundo sindical el Diálogo Social: “…debe ser con ciertas condiciones: primero reconocido constitucionalmente, reconocido legalmente, obligatorio en ciertos periodos, con mecanismos de presión legítimos que establezcan a lo menos un mínimo de equilibrio en esa conversación”.
Ahondando en ello, afirmó que: “En el establecimiento de procesos institucionales se debe incorporar el Diálogo Social, como lo es en el derecho a la negociación colectiva efectiva, que sea obligatoria, que sea simétrica, en las cuales las partes tengan derechos iguales”. Es por eso que reiteró que el DS debe institucionalizarse, equiparando la cancha con derechos y protección para la parte más débil de la relación laboral que son los trabajadores y trabajadoras.
Las aspiraciones del sindicalismo, reseñó, están orientadas: “…a regulaciones constitucionales en toda la amplitud de lo que implica el trabajo, tanto en lo individual como en lo colectivo. No como lo que existe ahora que es el establecimiento de ciertas libertades”, denunciando que lo que acontece hoy son simulacros de diálogo.
La negociación colectiva y el Diálogo Social
Ljubetic, aseguró que es “impensable” que el DS como expresión de participación, como expresión de relaciones simétricas en el ámbito de las empresas, “no vaya a tener acogida” en el debate constitucional. En ese contexto, analizó el devenir de la negociación colectiva, entendiendo que, si bien es la principal manifestación de DS entre empleadores y trabajadores, no se debe cerrar la puerta a incorporar nuevas instancias para ampliar la participación de trabajadores.
Un elemento central, dijo, es reconocer la negociación colectiva como un derecho humano: “…porque no es solo una cuestión de estatus, es una cuestión de acceso a mecanismos de protección y de tutela que son muy fundamentales” y que, además, se combina con el derecho a organizarse y el derecho a huelga: “…en un todo armónico […] que sea muy funcional a los objetivos que probablemente se planteen en esta Convención Constitucional”. En ese sentido, postuló que la Constitución tiene que abrir las posibilidades a la negociación no solo Ramal también territorial tomando en cuenta, por ejemplo, la realidad de trabajadores informales y por cuenta propia, así como la de los teletrabajadores y los de plataformas digitales.
Otra arista a considerar, agregó, es ampliar los contenidos de la negociación pues normalmente están reducidos a temas salariales. La idea es acceder: “…a mayores niveles de autonomía […] Aquí necesitamos ámbitos en que trabajadores y empleadores organizados, negociando simétricamente, definan sus propias reglas del juego donde las instituciones del Estado intervengan cuando esto excepcionalmente no sea posible”.
Revive acá transmisión del conversatorio