Bastián Márquez estudia Contador Público Auditor e hizo su segunda y última práctica en Deloitte Auditores y Consultores Limitada, en auditoría tributaria.
En este relato, nos ofrece una reflexión sobre su última práctica y su última etapa como estudiante de Contador Público Auditor. Nos cuenta una anécdota, destaca aprendizajes claves en su desempeño como practicante y da consejos para los estudiantes de la carrera, proyectando las demandas del trabajo en el futuro. Además, Bastián hace una reflexión sobre la experiencia en la universidad, invitándonos a aprovechar las oportunidades al máximo. En esa reflexión, se destaca que más que ser perfecto o ser el mejor, hay que tener ganas de aprender. Para él, hay que participar y acercarse a los demás. Su mensaje es claro: «si hablas con ellos, tus profesores pueden ayudarte más de lo que crees, lo mismo con tus compañeros. Comparte ideas y apóyate con ellos».
¿Puedes contarnos alguna anécdota o dato curioso de tu trabajo?
Tuve que realizar una toma de inventario en las instalaciones del cliente. Éstas estaban a las afueras de Santiago. El dueño de la empresa tenía varios animales en el recinto, como gansos o pavos reales que se podían ver caminando libremente en la zona. Ver eso fue muy divertido y la verdad agradable, más aún considerando que la empresa no tenía nada que ver con estos animales. Por eso, todo fue muy sorpresivo.
¿Qué destacas de lo que has aprendido hasta el momento?
Poder aplicar lo aprendido en la carrera, especialmente lo relacionado a procesos de negocios, temática que también estudié por mi cuenta. Creo que para hacer una auditoría es necesario, al menos en un principio, tener un conocimiento general que entregue un buen criterio sobre negocios.
Creo que es clave ser autodidacta en la propia carrera universitaria, sobre todo cuando uno está ad portas de titularse. Si bien la universidad te da una base, esto no es suficiente dentro de una empresa de nivel mundial. Hay que prepararse para competir por empleos con colegas de diferentes lugares. Para eso, creo que es necesario poder perfeccionarse con iniciativa en las temáticas de interés, para complementar la formación de la carrera.
¿Qué aspectos de tu carrera has aplicado en la práctica? ¿Puedes poner un ejemplo?
El pensamiento crítico al tener que tratar con la alta gerencia de las empresas en mi labor como auditor. En esas instancias hay que saber qué se debe preguntar y por qué lo quieres preguntar. Hay que entender que ser auditor no implica desconfiar de los clientes por defecto, pero sí tener un escepticismo profesional. Para eso es clave el pensamiento crítico.
En segundo lugar, los conocimientos relacionados con sistemas de información, contabilidad internacional y auditoría me han ayudado bastante. Lo anterior porque en mi práctica ocupé con mucha frecuencia estándares como lo son las NAGAS (Normas de Auditoría Generalmente Aceptadas) e IFRS (International Financial Reporting Standards).
Además hay otros aspectos que si bien no son los principales, sí son muy importantes. Estos son el control de gestión, la evaluación de proyectos y la administración. Entre estos temas, el que yo destaco especialmente es la comunicación verbal y escrita, el que considero clave para el desempeño profesional.
¿Qué dirías como motivación para tus compañeros (as) que aún están por hacer sus prácticas?
Insistiría en que sean autodidactas. Creo que eso es importantísimo para estos días. Esta «nueva normalidad» ha creado un montón de nuevas formas de trabajar. Hay muchas cosas que están cambiando y hay que preocuparse y motivarse por aprender.
En lo que respecta a nuestra profesión de contador auditor, esta evolucionando y mutando. No quiero decir que la carrera vaya a quedar obsoleta, pero si la forma tradicional de abordarla. El contador cada vez está teniendo más importancia en diferentes áreas de la empresa.
Por la importancia que está tomando en facilitar nuestro rol, tal vez un buen diferenciador es apostar al manejo de nuevas tecnologías en la profesión.
Otra recomendación sería que no hagan las prácticas simplemente como un «trámite». Traten de hacerla con conciencia y en una empresa que creen es una buena oportunidad para aprender.
¿Quieres compartir algo más?
Quiero compartir una reflexión, un agradecimiento y un consejo para otros compañeros respecto a mi vivencia dentro de lo que es la carrera en la universidad.
Considerando estos cuatro años y medio de estudio, veo mis cambios entre la persona que entró y la que soy en la actualidad. No soy un alumno de excelentes notas o de una gran memoria y muchas veces cometo errores, los que inclusive han provocado retrasos y causales de eliminación, peligrando ser expulsado de la carrera. Aún así creo que he logrado grandes avances como profesional y como persona, no por ser el mejor estudiante, pero si por el esfuerzo. Creo que la disciplina es más importante que el talento a secas, y que ese enfoque puede ayudar a otros estudiantes para que no se frustren, para que disfruten el paso por la universidad, valorando incluso los problemas por lo que tengan que pasar.
Un consejo es que hagan que valga la pena. Fuera de estigmas o juicios de valor, si estás estudiando en la universidad, eres una persona privilegiada. Hay que aprovecharlo. Aprende, conversa, crea contactos y participa en cuantas cosas puedas. Por el actual contexto puede ser difícil, pero hay que darle chance a hacer cosas diferentes. Créeme que si hablas con ellos, tus profesores pueden ayudar más de lo que crees, lo mismo con tus compañeros. Comparte ideas y apóyate con ellos. Pero por sobre todo, disfrútalo.
Además, me gustaría agradecer a quienes me han acompañado en este proceso (profesores, secretarias, coordinadores, compañeros, guardias, etc.). Dejando a muchos en el tintero, quiero mencionar a quienes me ayudaron en mi última instancia de práctica profesional: a Humberto Borges por creer en mí en un momento complicado y por el trabajo de ayudantía que me confió. A Luis Wastavino por su confianza, la disposición a escuchar y por darme oportunidades en incontables ocasiones en proyectos en los que pude aprender de su trabajo. A Esteban Contreras por sus consejos en mi decisión por perseverar en la carrera y en mi posterior amor por esta profesión. A José Tomas Karsulovic por su simpatía y dedicación en clases. Además, por su forma de enseñar me hizo apasionarme más con la profesión. Por último, agradecer a Eduardo Leyton, por darse el tiempo para conversar y por considerarme para participar en diversos proyectos.