“Transformar la vida del estudiante”: académico experto en restricciones financieras para innovar se incorpora a la FEN comprometido con el sello UAH

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Rodrigo Ortiz, doctor en Finanzas, desde julio forma parte del plantel de académicos de la FEN impartiendo asignaturas que, reconoce, son complejas para los estudiantes. Está contento en la universidad, pues: “Cuando me vine a la Universidad Alberto Hurtado, lo esencial fue el perfil de estudiantes […]. Quiero formar en Pregrado estudiantes que tengan una problemática de la cual me sienta más cercano, porque al final cambias realidades; eso es lo que hacemos. Si bien, investigamos, hacemos artículos, pero al final del día lo que uno hace es transformar la vida de un estudiante”.

De la trayectoria académica de Rodrigo Ortiz se podría decir, a lo menos, que ha sido implacable, sin pausa. A sus 30 años, ya es doctor en Finanzas (2021) y magíster en Economía Financiera (2019), ambos grados obtenidos en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). De pregrado es Ingeniero Civil Industrial, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC, 2015) y se tituló, a los 17 años, de Técnico en Electrónica, del Centro Educacional de Alta Tecnología (CEAT, Concepción), donde cursó su Enseñanza Media.  Desde julio de este año forma parte del plantel de docentes de la FEN.

“Saltar de Pregrado al Doctorado es como saltar de la Básica a la Universidad, sin pasar por el Liceo”. Así grafica Rodrigo su vertiginosa experiencia de estudiante que comenzó en la escuela Básica Darío Salas Marchant D646 (San Pedro de La Paz): “…con letra y número, siempre lo digo”, recuerda orgulloso su historia que la ha ido forjando con tres rasgos con los que se identifica: “ordenado, metódico y sistemático”. Tras egresar del liceo técnico, obtuvo la Beca Bicentenario para estudiar Ingeniería Civil Industrial en la UCSC, donde se tituló con el mejor promedio de su promoción; en el último año de la carrera postuló al Doctorado en la UAI, comenzando al año siguiente también becado por la universidad. Siempre combinó los estudios con trabajos, entre ellos ayudantías y luego como docente en varias universidades del país. Tiene a su haber publicaciones, entre ellas un artículo en la prestigiosa revista Research in International Business and Finance. En su reseña publicada en la web de la FEN se enumeran sus áreas de investigación: Metodología pseudo panel, modelos recursivos CDM y modelos con variable dependiente censurada, aplicado a problemas de innovación como obstáculos para innovar, restricciones financieras para innovar e impacto del soporte público para la innovación.

Desde julio de este año forma parte del plantel de docentes de la FEN, dictando, en la carrera de Ingeniería Comercial, clases de Econometría para estudiantes mención Administración y también en Economía. Está consciente que son asignaturas “complejas, con tecnicismos muy altos”, pero de inmediato pone paños fríos, pues su experiencia le ha permitido aterrizar los espesos contenidos con un lenguaje amable.

Una de sus razones para incorporarse a la FEN-UAH tiene que ver con su propia experiencia de vida: “Cuando me doctoré, dije que, si bien puedo hacer clases en programas de Máster o cualquier cosa adicional, pero lo que quiero es formar en pregrado estudiantes que sean parecidos a mí, o sea que sean la primera generación de su familia que entra a la universidad, que tengan una problemática de la cual me sienta más cercano, porque la idea es cambiar realidades. Eso es lo que hacemos los profesores. Si bien investigamos, hacemos artículos, pero al final del día lo que uno hace es transformar la vida de un estudiante”.

De estos temas conversamos con el académico Rodrigo Ortiz:

¿Cómo fueron tus inicios como estudiante?

Nací en Arauco, al año llegué  a San Pedro de La Paz. Estudié en la Escuela Darío Salas Marchant D646, con letra y número, siempre lo digo. Después me fui al Centro Educacional de Alta Tecnología, CEAT; me titulé de Técnico Nivel Medio en Electrónica. Hice preuniversitario a bajo costo en la Universidad de Concepción y Universidad del Bio-Bio, que se daba según recuerdo por intermedio del Centro de Alumnos; lo hacía en las tardes; en 4° medio trabajaba de empaque en un supermercado, lo dejé en el primer año de universidad, no era compatible. Di la PSU y me becaron para ingresar con la Beca Bicentenario a Ingeniería Civil Industrial de la UCSC. En el segundo año, empecé a hacer ayudantías (análisis multivariado, entre otras, hice muchas) y clases particulares, también trabajé en el Centro de Acompañamiento del Estudiante, CEADE, (apoyan a estudiantes de primer año en diversas asignaturas que tienen alta tasa de reprobación, para aumentar la tasa de retención, se asignan tutores, teníamos un grupo acotado, los ayudaban a que aprendieran).

¿Fue difícil?

Por supuesto, venía con deficiencias notorias. Estudié en un liceo industrial, mi formación era de 3 horas de matemática, 3 horas de Lenguaje y 3 de Historia por semana, el resto era solamente formación en electrónica, o sea, en primer año de Ingeniería tenía compañeros que ya sabían integrar o derivar y yo no tenía idea de lo que era integrar y menos una derivada. Y eso, a la vez, también da otro plus, porque llegas y te das cuenta de que puedes. Siempre decía a mis compañeros que había que ser ordenado, metódico y sistemático y hasta el final de la carrera me hacían bromas con eso. Eso lo intento traspasar en mis clases, les digo que se puede. Mis estudiantes cuando me paro frente a ellos no saben todo lo que hice antes, pero les digo que se puede; a mí no me prepararon para la PSU: yo no fui preparado para eso. Hice mi práctica, terminé. Y como quería seguir estudiando y tampoco tenía los medios para irme a un preuniversitario pagado, lo que tenía que hacer en 4° medio era irme a estos preuniversitarios que daban las universidades a muy bajo costo. Y eso lo hacía en las tardes, después, dependiendo de la hora que fuera, iba a trabajar un rato y después me iba. Pero se puede, con mucho esfuerzo se puede.

¿Por qué elegiste la carrera de Ingeniería?

No conocía ningún ingeniero civil industrial cuando entré. Fui el primero en ingresar a la universidad de mi familia. Lo que hice fue utilizar mi buen rendimiento en el liceo y ser estratégico en qué quería ser. En ese tiempo estaba el boom en Ingeniería Civil Industrial, en todos los lados decían que era una carrera con mucho potencial, que era muy versátil. Y bueno, dije: tengo que aprovechar que soy ordenado, metódico y sistemático y darle a la carrera.

¿Hubo asignaturas que te marcaron para seguir el camino de las Finanzas?

Había asignaturas que me gustaban más. Era muy bueno para la parte de Estadística, Programación y a la vez me llamaba mucho la atención todo lo relacionado con la Bolsa y, de cómo funcionaba, de todo este mundo relacionado con finanzas que al final del día, nosotros los especialistas a veces pecamos de que no lo bajamos lo suficiente. Toda la gente piensa que es extremadamente complejo, y no lo es; tiene sus particularidades, pero hay que entender la idea. Siempre le digo a los estudiantes: tienen que entender la idea de esto, no es necesario saber todo al detalle, pero sí que entiendan la idea de cómo funciona un mercado.

Cuando los estudiantes dicen que la carrera no les gusta o no se sienten motivados, les digo que algunas veces uno tiene una idea errónea de lo que va a hacer; estudiar Ingeniería no significa que vas a ser ingeniero toda la vida: conozco ingenieros civiles que trabajan en el mercado y no tienen formación financiera ¿por qué?, porque entienden los modelos matemáticos, o sea, no hay que cerrarse al ingresar a una carrera y decir: no, de aquí no voy a poder salir nunca más. Es por esto que, en mis clases intento siempre de entregar las  herramientas para que después puedan desenvolverse en cualquier área.

Y sin pausa, ¿tu motivación luego te llevó a estudiar el doctorado y magíster?

Fui inspirado por mi profesora guía de Pregrado, doctora Alba Martínez; ella es una gran profesora e investigadora que me marcó positivamente para seguir estudiando. Empecé a buscar programas y de hecho al único programa que postulé – en el último año de la carrera- fue al de la Adolfo Ibáñez. Me becaron, tenía todo, así que lo hice. Fue complejo, lo pasé mal al principio, pero terminé. Saltar de Pregrado al Doctorado (me dieron el magíster como salida intermedia, yo apliqué al Doctorado, no al Magíster) es como saltar de la Básica a la Universidad, sin pasar por el Liceo. Es muy duro, demasiado duro; en 5,5 años terminé el doctorado y magíster. En todo este proceso fueron claves mis padres y hermano, junto con mi círculo de amigos más cercanos quienes observaron lo complejo que fue, pero termine victorioso al final. Agradezco a todos ellos.

¿Y en paralelo hiciste clases en distintas universidades?

Sí, dictando cursos de pregrado y postgrado relacionados con series de tiempo, econometría y finanzas, en diversas universidades, como la Universidad Adolfo Ibáñez, la Universidad Alberto Hurtado, Universidad Diego Portales, Universidad Finis Terrae y en la Universidad Católica de la Santísima Concepción (2016, 2017 y 2018 a part-time  y después del 2019, me fui de planta hasta junio, 2022; ya estaba con mi tesis doctoral y había terminado el magíster).

Uno de tus artículos fue publicado en la revista Research in International Business and Finance (“Business perception of obstacles to innovate: Evidence from Chile with pseudo-panel data analysis”)

Sí. Tengo un artículo recientemente publicado con mi profesora guía de doctorado, Ph.D. Viviana Fernández a quien aprovecho de agradecer toda su dedicación en este largo proceso. En esta investigación lo que hacemos es investigar la percepción a los obstáculos para innovar: ¿Cómo las empresas observan diferentes obstáculos para innovar? Existen de varios tipos: financieros, de conocimiento, regulación y otros. Mientras investigaba, me di cuenta de que en la literatura existe una visión excesiva hacia lo financiero como que lo único que le falta a la empresa para innovar es plata, sin embargo, nuestros novedosos resultados para una economía emergente como Chile indicaron que no, existen otro tipo de obstáculos que en suma son incluso más importantes que los financieros.

En este artículo se utiliza la Metodología Pseudo Panel, aunque es bastante antigua, la propuso Angus Deaton en el año 1986.

¿Por qué no se hacen en Chile?

Porque, por un lado, tienes pocos economistas que se dediquen, justamente, a esta área y, adicional a esto, es mucho tiempo; armar una base de datos de este tipo son muchos meses que tienes invertido en trabajar, dado que no contamos con datos de panel genuinos entonces se utilizan estas otras metodologías.

¿Entonces la conclusión de tu estudio es que finalmente la falta de recursos financieros no es un obstáculo determinante para innovar?

Demuestra que no es solamente dinero lo que falta; necesitas personal calificado, contar con un mercado adecuado para tus innovaciones, entre otro tipo de obstáculos. Es sumamente importante identificar que no es solo recursos.

Si fuera solamente dinero entonces la CORFO cuando entrega las ayudas  a las empresas, debería una empresa, una vez que le quitas el financiamiento, seguir innovando, seguir creando, seguir produciendo. Y eso no ocurre en un 100%, porque no es solamente dinero, no es solamente inyección de recursos.

Esa la idea del artículo y cómo eso impacta sobre insumos, resultados y actividades innovativas. El período fue de 10 años (2008-2018), es el estudio más largo en cuanto tiempo que se ha hecho en Chile. Hay metodologías que analizan año por año y otras todos los años, y miden un gran efecto, y eso es lo que hago: mido todos los años, este gran efecto, entonces al final tienes una pura tabla, un puro resultado.

¿No hay diferencia entre sectores?

Eso es algo que queremos seguir analizando. La literatura demuestra que hay una diferencia notoria. Y esa es una extensión que queremos seguir trabajando.

Hay ciertos rasgos que están determinados por los lugares donde se producen estas innovaciones, eso también lo estamos trabajando en otro trabajo en proceso con un estudiante de magíster.

¿Tu área de investigación es la innovación?

Me dedico a aplicaciones financieras con modelos financieros y mi variable de interés es la innovación, pero la puedo cambiar. De hecho, tengo ideas que estoy trabajando y que no necesariamente están ligadas con innovación; conozco la herramienta metodológica y la puedo llevar a diferentes ámbitos; ahora, puntualmente, es de innovación. Y si bien trabajo en aplicación de innovación, publico en revistas de Finanzas, no de Innovación. Esa es una diferencia, porque soy un especialista en Finanzas. Yo veo todo desde la mirada del financiamiento, desde la mirada cuantitativa. La Econometría Financiera está en todas las áreas como herramienta.  En un artículo puntual trabajo con Metodología pseudo panel; en otro, que lo estoy terminando, trabajo con modelos recursivos; en otro artículo trabajo con modelo de variables censuradas. Todos estos modelos, al final del día, son modelos que intentan explicar algo.

¿Y puede haber coincidencias entre la mirada financiera y económica, por ejemplo, en cuanto a los obstáculos de la innovación?

Sí. De hecho, el por qué también me vine para acá es por eso, porque hay colegas que trabajan en lo mismo que hago desde otra mirada. Y la idea es generar trabajo en conjunto.  Estamos empezando uno ahora; llegué hace dos meses y estamos tratando de comenzar con uno utilizando esta metodología, así vas sumando partes.

Desde tu mirada de doctor en Finanzas, ¿es clave la innovación en el desarrollo de un país?

Sí, totalmente. Lo que hay que entender que los países van a crecer en la medida que puedan generar recursos. El punto es cómo generamos esos recursos. ¿Generamos esos recursos por la explotación de cobre?, ¿generamos esos recursos por la explotación de madera?, o ¿generamos esos recursos porque creamos una aplicación que se la vendemos a todo el mundo? Tienes diferentes formas de generar esos recursos.

El camino para los países que no tienen esta cantidad de materias naturales, commodities, puede ser la innovación. Puede que los países innoven porque no tienen madera, no tienen cobre, y tienen otros recursos; nosotros como tenemos esos recursos, vendemos, pero los países que no tienen esos recursos innovan, porque no tienen otra forma de generar estos recursos.

Entonces, si nosotros ya tenemos eso, lo que tendríamos que hacer es innovar más, generar más productos, salir al mercado con otro tipo adicionales. Evidentemente que en la innovación hay una oportunidad; CORFO sabe eso, por eso que financia variadas actividades de innovación. Todo esto tiene un resultado que es positivo para la economía. Y de esa manera, cuando un país crece la calidad de vida de todas las personas mejora. Por eso es tan importante que los países crezcan.

¿Por qué te interesó en trabajar en la UAH?

Cuando me vine a la Universidad Alberto Hurtado, lo esencial fue el perfil de estudiantes. Quiero trabajar en una institución donde me sienta identificado con el sello de la universidad. Cuando me doctoré, dije que, si bien puedo hacer clases en programas de Máster o cualquier cosa adicional, pero lo que quiero es formar en Pregrado estudiantes que sean parecidos a mí, o sea que sean primera generación de su familia que entra a la universidad, que tengan una problemática de la cual me sienta más cercano y, por supuesto, tratar de enseñarles lo que más se pueda y tratar de bajar los contenidos de la mejor manera posible, porque enseño asignaturas muy complejas; enseño Finanzas y Econometría.

¿Te gusta traspasar también tu experiencia personal?

Claro, y también traspasar los conocimientos y tratar de  hacerlo de una manera muy simple. Desde mi punto de vista, ese es el valor que tiene un académico, porque pararme frente a 40, 50 estudiantes y explicarles en un lenguaje que no van a entender, no tiene ni un sentido. La idea es bajar esto para que entiendan para qué sirve y que lo puedan aplicar. Siempre trato en mis cursos de tener un componente práctico súper importante. En todos mis cursos trato de aplicar R que es un software estadístico que es de libre acceso, gratuito. Y me dicen ¿por qué lo enseña?, porque cuando trabajes vas a tener una ventaja comparativa súper importante, que en muchos casos aún no dimensionan. Programar es complejo, pero tú ves que eso es importante, dado que está el boom de la Ciencia de Datos, y en todos lados existen volúmenes de datos muy grandes esperando a ser analizados. Por eso es importante que los estudiantes sepan utilizar estas herramientas, que tengan un pequeño acercamiento.

Creo en mis estudiantes, por eso sé hasta dónde pueden llegar. He realizado clases en diferentes universidades, conozco diferentes perfiles, sé más o menos lo que se les puede exigir. En lo tangible, el estudiante que reprueba, que siempre ocurre, es porque no fue a clases o no preguntó o no me buscó o no hizo la tarea o el trabajo voluntario. Yo les doy muchas oportunidades porque entiendo que vienen con falencias. Si me dedico a esto no tiene sentido reprobar al 80% del curso. Les tengo que dar las herramientas, pero obviamente no es gratuito, deben esforzarse. Al menos, siempre tengo la tranquilidad que el estudiante que reprueba conmigo siempre ya tuvo, a lo menos, 2, 3, 4 opciones distintas.

¿Y contento en la UAH?

Estoy muy contento, me gusta la universidad. Se hace un esfuerzo importante para que los estudiantes aprendan. Hay un equipo académico bastante productivo. Desde el día 1 buena relación, estamos armando un par de cosas en conjunto, porque la investigación es un proceso súper largo, un paper que uno ve publicado, son 2, 3 años de arduo trabajo.

En ese sentido, ¿te identifica con el sello de la FEN-UAH?

Claro, porque al final cambias realidades; eso es lo que hacemos nosotros. Si bien, investigamos, hacemos artículos, pero al final del día lo que uno hace es transformar la vida de un estudiante. Enseñar algo y después él va a salir a trabajar y se va a haber enfrentado con otros profesionales. Y si lo formaste bien, se va a defender bien, y si no le enseñante o le enseñaste mal, no va a avanzar en su carrera. Nosotros somos responsables como académicos de entregarles las mejores herramientas. Y también adaptarte a esta realidad, o sea, no puedo llegar a una clase de Econometría y hacer algo extremadamente complejo, porque no tiene ningún sentido, los profesores siempre sabemos hasta cuánto le podemos pedir a los estudiantes.

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