Maritza Cabello, estudia Contador Público Auditor: “Mis profesores son geniales y lo que no entiendo lo reviso en YouTube”

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Maritza Cabello es parte del grupo de mujeres que estudian después de los 50 años. Ya sea que inician un pregrado o vuelven por un diplomado o un magíster, con la inquietud intelectual de aprender nuevas tecnologías, implicarse en los ámbitos de discusión actual, y expandir sus conocimientos.

Su experiencia en la Facultad de Economía y Negocios estudiando Contador Público Auditor (continuidad de estudios), comenzó con una extensa conversación con el director de la carrera , Eduardo Leyton, quien la orientó en la manera de enfrentar este proceso académico. Maritza reconoce que, una vez que partió su carrera universitaria, se encontró con un mundo diferente, que no había visto nunca y con una estructura muy diferente a lo que ella había vivido. “Me costó un poquito entender la dinámica al principio, pero ahora me quedan tres ramos y me titulo”, dice.

De joven estudió secretariado administrativo y trabajó muchos años en temas de recursos humanos. Y ahora que sus hijos son grandes y profesionales pensó que no debía postergar lo que siempre soñó.

¿Qué ha sido lo más difícil?

La tecnología y las palabras que nunca había escuchado. Pero acá están te enseñan todo, mis profesores son geniales y lo que no entiendo lo reviso en YouTube.

¿Qué le dirías a las mujeres que, como tú, tienen el sueño de ser profesionales?

A todas les digo que siempre se puede; que se van a topar con rocas, pero si caminan a paso firme lo van a lograr. Tengo 52 años y mi examen final lo voy a dar a los 54, pero sé que me voy a regalar mi título.

¿Qué idea cultural de las mujeres mayores de 50 años crees que se debe derribar?

Que somos viejas y que no servimos para integrar empresas grandes. En el mundo laboral, Chile está al debe. Otros países, como Estados Unidos, valoran la experiencia de las adultas: somos comprometidas, sabemos poner límites, no tenemos la urgencia de los hijos, somos más responsables y líderes muy competitivas, porque díganme que sacar delante a hijos en un mundo actual no es una herramienta que vale. ¡Claro que vale!

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