Invertia, Martes, 27 de Julio de 2010, Santiago.
Por Claudio Reyes R.
A juicio de la economista de la U. Alberto Hurtado, las transferencias de capital realizadas en la pasada gestión «están bien gastadas en el sentido de que son redistributivas y ayudaron mucho» en una situación de crisis. Además, concuerda con el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco, quien señaló que el aumento de la pobreza se debió al encarecimiento de los alimentos a nivel internacional.
Al dar a conocer ayer las diferencias de la Encuesta Casen 2009, relativas a la distribución del ingreso, el Ministerio de Planificación (Mideplan) entregó un diagnóstico taxativo: «La comparación de dichos resultados con los obtenidos en versiones previas del sondeo, muestran que entre el período 2006-2009 se produjo un aumento en los niveles de desigualdad».
Y es que, en ese lapso, el ingreso monetario de los hogares del primer decil -el 10% de menor riqueza-, se amplió sólo 1% en términos reales, desde $113.010 a $114.005, mientras el de las familias del decil de más recursos avanzó 9%, desde $2.705.630 a $2.953.920.
Si bien la extensión de la brecha entre los más pobres y los más acaudalado es una cifra dura, la jefa de proyecto de la Casen 2009 de la Universidad Alberto Hurtado y Ph.D. en Economía de la Universidad de Cambridge, Claudia Sanhueza, sostiene que «cuando uno mira la literatura internacional, aquí no hay mucho de qué sorprenderse, porque la proporción del ingreso total que se lleva el 10% más rico tiene un carácter contracíclico, lo que quiere decir que en un período de crisis sus ingresos aumentan» en relación al resto, aludiendo a las turbulencias financieras que azotaron al mundo, y por cierto a Chile, entre 2008 y 2009.
Agrega que los efectos de una crisis no son recibidos de forma ecuánime según los grupos socioeconómicos y que en los estratos más bajos no tienen otras maneras para enfrentar las pérdidas de ingreso. Por el contrario, en los más altos esa posibilidad de compensación sí existe.
Sanhueza manifiesta, además, que «por otra parte, uno lo que ve es que, cuando se hace el mismo análisis usando los ingresos monetarios, que son los autónomos más los subsidios monetarios del Estado, uno puede ver que el impacto es muy significativo, ya que mejoran la distribución del ingreso. Por lo tanto, uno puede decir que están bien gastados en el sentido de que son redistributivos y ayudaron mucho en esta situación».
– Pero el actual Gobierno dijo que la calidad del desembolso en la administración anterior fue deficiente.
– Encuentro que esa aseveración es poco rigurosa. Uno no puede calificar el gasto social con una sola variable; los programas sociales tienen distintos objetivos y diversas evaluaciones. El subsidio monetario tiene el objetivo de un impacto directo sobre la pobreza y desigualdad. Y lo tiene. Está bien gastado.
– El ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco, escribió una columna en la que afirma que la mayor cantidad de pobres se explica por la carestía de los alimentos a nivel internacional. ¿Coincide?
– Sí, eso fue lo que, efectivamente, afectó más el umbral. Nosotros calculamos el umbral de privación amplificando por estos precios, los de los bienes alimentarios. Lo que pasa es que, en términos reales, los comestibles no aumentaron en la misma proporción que los precios y, por lo tanto, los hogares que están en la zona baja de la distribución quedaron relativamente más pobres. Estoy de acuerdo con eso.
Por otro lado, y al ser consultada por un eventual cambio en la canasta de la Casen, como fue sugerido la semana pasada desde diversos sectores, Sanhueza declaró que el número de pobres sería aún superior y que, si dicha modificación no se ha materializado, es en parte por el costo político que ello implica.