Artículo publicado en Observatorio Económico Nº 56, Septiembre de 2011
Por Alejandro Jiménez, Profesor de Tecnología e Innovación, Editor-in-Chief del Journal of Technology Management & Innovation. Facultad de Economía y Negocios, UAH.
Recientemente el CONICYT a través del FONDEF ha lanzado un concurso para valorizar la investigación realizada en las universidades. La iniciativa busca traducir los resultados de la investigación científica a nuevos negocios: asociar a memoristas de pre o postgrado con profesores vinculados a proyectos FONDECYT. La idea es apoyar a los estudiantes en la materialización de nuevos productos o servicios surgidos de investigaciones realizadas en tesis. También se busca incentivar y explorar nuevos modelos de asociación que favorezcan el emprendimiento, aprovechando la infraestructura científica y tecnológica que ofrecen las universidades.
La iniciativa impulsada por el CONICYT es relevante y positiva ya que apunta a generar emprendimientos de base científica y tecnológica en su origen. En Chile –y Latinoamérica– la investigación básica, y en menor grado la aplicada, emerge principalmente de las universidades a través de un modelo que es financiado por el Estado. En países desarrollados el escenario es opuesto: los privados tienen un rol protagónico en el financiamiento de la i+d. En EE.UU, la investigación científica y tecnológica tiene un carácter tremendamente empresarial, y la legislación permite a las universidades patentar como propias las investigaciones financiadas con fondos federales, lo que favorece el ingreso de privados interesados en explorar nuevas aplicaciones de mercado. Esto ha impulsado la colaboración entre la institucionalidad pública y privada generando un sistema universitario eficiente a la hora de transferir resultados de la investigación básica a productos comerciales.
Un aspecto interesante de la iniciativa CONICYT es que busca integrar a investigadores vinculados a proyectos FONDECYT: la cuna y nata de casi todas las publicaciones relevantes que produce la comunidad científica en revistas de corriente principal. Por lo tanto, hay un claro objetivo que busca transferir y crear negocios a partir de la mejor investigación realizada en el país.
Desafortunadamente, en Chile no existe una cultura del emprendimiento dentro de las universidades, no al menos en la comunidad científica, que es muy conservadora en lo que respecta a emprender negocios. Dentro del ámbito académico, es normal la formalización de una sociedad empresarial al alero de disciplinas como la ingeniería o la administración, pero no en las áreas vinculadas a las ciencias básicas, como la biología, física y ciencias de la vida. La razón es muy simple: la comunidad científica no sabe hacer negocios; sabe hacer buena ciencia. Por lo tanto, no se le puede pedir a ella patrocinar proyectos estudiantiles que apuntan más bien a materializar productos o servicios con valor de mercado.
Además, en Chile no existe una institucionalidad dentro de las universidades científico-tecnológicas que permita trasferir los resultados de la investigación básica a productos comerciales. Con mucho trabajo –y algo de suerte– algunas pocas universidades han logrado avanzar en la implementación de políticas de propiedad intelectual dentro de sus planteles. Sin embargo, ha sido muchas veces la improvisación la encargada de resolver los problemas que surgen de la apropiación del conocimiento científico.
Una propuesta destinada a robustecer la iniciativa CONICYT en el mediano plazo es insertar en la malla curricular de carreras científico-tecnológicas asignaturas asociadas al emprendimiento, los negocios y la propiedad intelectual. Es importante que las nuevas generaciones de investigadores sepan reconocer el valor de sus ideas y los aspectos que regulan la propiedad del conocimiento y los resultados de la investigación.
Una segunda propuesta debiera apuntar a generar instrumentos que permitan a las universidades ser más proactivas en la generación de alternativas de titulación y egreso de sus estudiantes. Las tesis de grado, con el clásico esquema de introducción, materiales y métodos, resultados y conclusiones, funcionan para los interesados en seguir el camino de la ciencia, pero no para los emprendedores que quieren materializar sus conocimientos mediante un buen plan de negocios.