Por Fernando Fuentes* y Carlos J. García**. *Ph.D. © y M.A. en Economía, Universidad de Georgetown, Estados Unidos. Académico FEN UAH. **Ph.D en Economía, Universidad de California, Estados Unidos y académico FEN UAH.
Publicado en revista Observatorio Económico Nº 91, 2015.
El sector minero en Chile ha jugado un rol destacado en el desarrollo económico en las últimas décadas, mostrando importantes tasas de inversión y crecimiento para el país. Sin embargo, y pese a que este hecho parece evidente, existen pocos estudios sobre el impacto real de la minería en el crecimiento y en otras variables de naturaleza macroeconómica que circunscriben dicho crecimiento. La medición precisa de este impacto resulta fundamental en este tiempo en el que el precio cayó dramáticamente en 17% (si se compara el promedio del 2014 con febrero de 2015) .
Esta carencia de antecedentes -fundados sobre la magnitud de la relación entre minería y desarrollo en nuestro país-, podría no ser muy relevante si existiera un consenso amplio y claro respecto a los beneficios para Chile y sus habitantes de un pujante sector minero. Sin embargo, últimamente se han escuchado voces críticas respecto al tratamiento de la inversión extranjera en el mercado del cobre, llegando incluso, a indicarse que los únicos beneficiarios serían los propios inversionistas que rentarían de sobremanera a partir de un bien que pertenecería en rigor, a todos los chilenos.
En un futuro cercano, estas opiniones podrían decantar en posturas políticas que claramente perjudicarían al sector, ya que la convicción de la existencia de inversiones que no contribuyen al país y que sólo generan rentas para sus ejecutores es, de facto, un llamado a limitar su participación en Chile.
Unido a este ambiente de cuestionamiento -respecto a la relevancia del sector minero y a los beneficios que los chilenos obtienen de su crecimiento- está el hecho que los costos energéticos se han incrementado considerablemente en los últimos años, e incluso se vislumbra la posibilidad que en el mediano plazo no exista energía disponible en el mercado para emprender grandes inversiones mineras. Naturalmente, en el contexto descrito, si lo que se busca es fomentar futuras inversiones, el primer paso es que la sociedad tenga la convicción que el desarrollo del sector es positivo para sus propios habitantes.
En el marco de lo señalado, parece pertinente complementar el conocimiento disponible sobre el verdadero rol del sector minero en el desarrollo de país, cuantificando su contribución a la economía. Con este objetivo, la Facultad de Economía y Negocios de la UAH desarrolló una metodología (1) que permite identificar el impacto de la evolución del mencionado sector en las variables más importantes asociadas al desarrollo del país. Esta metodología explicita las conexiones de la minería con el resto de los sectores de la economía, además tiene la virtud de permitir no sólo estimar la contribución del sector minero a la economía en un momento del tiempo, sino también de medir el aporte a través del tiempo.
Dicha metodología permite cuantificar los efectos del sector minero en el resto de la economía y calcularlos como cambios en las diversas variables relevantes, tales como el crecimiento en otros sectores productivos, los agregados macroeconómicos (consumo, inversión, empleo, etc.), los ingresos del gobierno provenientes del cobre (y su efecto en la deuda pública y en el gasto fiscal) y el financiamiento de la cuenta corriente (exportaciones y flujo de la inversión extranjera hacia el país).
Al aplicar la metodología al sector minero, la principal conclusión es que, en términos cuantitativos, si la caída de 17% del precio del cobre no se revierte, se producirá una caída acumulada de casi 2% en el PIB en 5 años lo que generará los respectivos efectos negativos sobre la inversión y los ingresos fiscales. Esto porque, aunque el sector minero contribuye básicamente a través del precio del cobre, es importante reconocer que su producción depende de insumos que son -en buena parte- ofrecidos por el resto de la economía. Así, caídas del precio del cobre gatillarán una serie de reducciones en demandas que afectarán negativamente a muchos otros sectores de la economía.
Si bien las caídas del precio del cobre están asociadas a aumentos del tipo de cambio real, en el período 2003-2013 no se encontró evidencia que su precio explicara la varianza del tipo de cambio real. Por el contrario, esta variable depende mayoritariamente de shocks, premio por riesgo y de la productividad, es decir, esta ha fluctuado por razones financieras y de productividad más que por cambios exógenos en los términos de intercambio. En otras palabras, la caída del precio del cobre no ayuda a otros sectores exportadores con un tipo de cambio mayor. El alto precio del dólar sería producto de otros factores como la recuperación de esta moneda en los mercados internacionales y de la recuperación de Estados Unidos.
La economía chilena enfrenta un severo shock negativo, que si no se revierte empobrecerá al país en los próximos años. Por lo tanto, urge evitar aumentos en el precio de la energía eléctrica y/o en los salarios que aumenten los costos de producción del sector minero. Sin embargo, a la minería también le cabe la responsabilidad de mejorar la productividad que tiene importantes efectos positivos, no sólo para los costos del sector sino también para la economía como un todo.
(1) Ciclo Económico y Minería del Cobre en Chile, Fernando Fuentes H. ILADES- UAH. Carlos J. García. ILADES- UAH. Documento de Investigación I-301. Septiembre 2014.