Jorge Candia, alumno de Ingeniería Comercial, nos cuenta su experiencia de intercambio por un semestre en México, tras su regreso hace unos pocos días a Chile.
Mi nombre es Jorge Candia Palma, soy alumno de Ingeniería Comercial en la UAH y actualmente estoy en mi 4to año de carrera en la mención de Economía. Durante el segundo semestre de 2013 estuve de intercambio en la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México gracias a la beca de la Alianza del Pacífico.
La beca a la cual refiero es un acuerdo a nivel presidencial entre Colombia, Perú, Chile y México; se entregan 25 anualmente para cada país y a cada becario se entregan los boletos aéreos, el seguro médico internacional y manutención de 650 dólares mensuales por 5 meses para que curse estudios de licenciatura en cualquier universidad acreditada por su respectivo gobierno. La verdad es que ésta beca fue una excelente oportunidad para conocer uno de mis países favoritos, México, y poder ser solo estudiante por un semestre -ya que en Chile debo trabajar y estudiar a la vez-. La Ibero, como se conoce a la Universidad Iberoamericana, es parte de la red AUSJAL, una red de universidades jesuitas, y por lo mismo fue una excelente opción por el gran ímpetu académico y social con que se caracteriza. Los profesores están bien preparados y la infraestructura de la universidad es envidiable (excelentes laboratorios, salones y una de las bibliotecas universitarias más grandes de México). Además, la oficina de intercambio de la Ibero ofrece ayuda para conseguir alojamiento y organiza varios eventos a lo largo del semestre que permiten acercarse más a la cultura mexicana y crear lazos con los distintos estudiantes extranjeros que van a la Ibero.
Allá conocí e hice amigos de muchas partes del mundo -éramos alrededor de 120 alumnos de intercambio de distintos países-, conocí ciudades maravillosas como Taxco, Puebla, Morelia y Acapulco, y recorrí casi todos los museos que habían en el zócalo de la ciudad (algo como el centro histórico). En este último aspecto, México es un país envidiable en la promoción de la cultura ya que cuenta con muchísimos museos y todos ellos gratuitos para los estudiantes, lo mismo que las ruinas Mayas, Aztecas o Toltecas. El Museo de Antropología es inmenso: toma dos días recorrerlo con calma, admirando todas sus piezas, cada sala. También están los lugares típicos como la Plaza Garibaldi, allí donde puedes ir a ver a los mariachis y pagar por una canción; o Xochimilco, donde están aquellas barcazas de madera que navegan por los canales que son vestigios del lago Texcoco.
En cuanto a la gente, la verdad es que el mexicano es una persona amable y amigable; a pesar de que es un país algo peligroso en algunas zonas, nunca enfrenté una situación de riesgo, sin embargo escuché de mis amigos algunas malas experiencias pero la verdad es que todo pasa a segundo plano cuando estás allá y disfrutas de una cultura tan rica en colores, tradiciones, comida y fiestas. La comida es exquisita y muy variada, desde los típicos tacos al pastor, los pambazos, las quesadillas, el pozole, hasta platos más regionales como el mole poblano, las tlayudas, las enchiladas, los chilaquiles, etc… es una cantidad enorme de platos y todos ellos deliciosos.
En lo académico, como ya mencioné, los profesores no solo están bien preparados, sino que también se dedican a los cursos que imparten: un profesor titular, de tiempo completo, máximo imparte 3 materias, lo que le permite preparar material y ofrecer asesorías a los alumnos. Allá cursé 6 materias: regulación de mercados, evaluación social de proyectos, ética empresarial, econometría, teoría de juegos y crecimiento económico, y todas ellas las aprobé con 10 (la nota máxima) gracias al hecho que pude llevar días dedicado al estudio, a descansar y viajar, lo que cualquier estudiante querría. El enfoque académico de la universidad, o por lo menos del departamento de economía, a mi parecer, es práctico y con visión en el mundo laboral, es decir, en los 4 años de estudio de la licenciatura se enfocan en enseñar lo que los alumnos harán en sus trabajos, entregar herramientas útiles al respecto, fundamento teórico y, en los semestre finales, lograr que el alumno ya esté inserto en algún trabajo del campo económico. Si lo comparase con la UAH, acá el enfoque es algo más teórico, referido, creo, a la continuidad de estudios, y ello lo pude constatar en la base matemática con la que fui que claramente era superior a la de los alumnos de allá.
Finalmente, no quisiera dejar de mencionar el apoyo incondicional que me prestaron en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) y en la Dirección de Intercambio de la UAH: directivos, coordinadores, secretarias y profesores, todos fueron un gran motivo de perseverancia y gratitud. También quisiera animar a otros compañeros a que se aventuren en este tipo de experiencias puesto que las oportunidades y posibilidades están, solo hay que informarse: becas como la Alianza del Pacífico solo requieren un promedio superior a 5.5, cursar el quinto semestre de estudios o superior, y las ganas de querer pasarlo increíble. La verdad es que un intercambio académico ayuda a mirar el mundo desde otra perspectiva, con un horizonte mucho más amplio, y se puede lograr crecer como persona, como estudiante y como profesional. Ésta experiencia ha sido un ‘volver a encantarme’ con mi carrera y los estudios, un enriquecimiento personal y una apertura al mundo en varios sentidos, desde los amigos que hice hasta las oportunidades laborales que se me dieron desde México.
Jorge Alexis Candia Palma
4to año de Ingeniería Comercial – UAH